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La responsabilidad de Iranzo empieza cuando controla la perfección y el acople de todas las piezas y acaba cuando la lanzadera Arianne 5 despega desde la Guayana francesa y cumple su misión en el espacio. Precisamente, Iranzo vuelve a Alginet desde el centro de lanzamiento Kourou en la Guayana francesa donde la semana pasada era testigo y parte del lanzamiento de dos satélites de comunicaciones, W3B y BSAT-3 de Eutelsat a bordo del Ariane 5. David Iranzo presenta hoy su libro "De la terra a l'espai" en la colección Sense Fronteres que publica conjuntamente la Cátedra de Divulgació científica de la Universitat de Valencia i Edicions Bromera y que será presentado dentro del ciclo de conferencias dels Premis Literaris Ciutat d'Alzira. Un libro que nace de la necesidad de responder a las preguntas del por qué de la carrera espacial y de las cuantiosas inversiones que los estados destinan a estos menesteres tan alejados en principio de las grandes problemáticas de la Tierra.

Iranzo lleva doce años trabajando en la empresa Eads Astrium en la que empezó haciendo las prácticas de un máster que hizo en l'Ecole Politecnique francesa. Pero la carrera de Iranzo hacia las estrellas se inició cuando cursaba bachillerato. Decidió hacerlo en Estados Unidos para aprender inglés y allí se quedó, se graduó en la prestigiosa Universidad de Princeton y luego hizo un master en el Institut Tecnologique de Massachussets, considerado co-mo una de las mejores universidades de ciencia e ingeniería del mundo y donde diversos premios Nobel han sido profesores y alumnos. Allí se coló David Iranzo, que recondujo sus pasos a Europa porque según explica "busqué trabajo en Estados Unidos pero era bastante difícil trabajar en ese tipo de industria que está muy relacionado con el tema militar, pero si no eres americano, es muy difícil".

Desde que llegó a Eads Astrium ha trabajado en diversos departamentos, ahora es el responsable de verificaciones. La empresa, la tercera de la industria espacial del mundo, coordina las actividades de 50 empresas repartidas por toda Europa que fabrican y suministran los diversos componentes de la lanzadera, denominadas fases. "Mi trabajo consiste en controlar la fabricación de las fases, asegurar que si hay defectos en una fase, no va a tener repercusiones en otra fases, y que todo el conjunto funciona bien", explica Iranzo, quien añade que también se encarga de "seguir el proceso de fabricación, montamos el cohete y lo vendemos a Arianne Espace, que se encarga de comercializar el lanzamiento entre las empresas de telecomunicaciones. Es como si nosotros fabricáramos el camión (la lanzadera) y Arianne Espace es el transportista que se ofrece para llevar el cargamento, en este caso satélites".