Ni su expulsión en 1609 ni el paso del tiempo han borrado la impronta de los moriscos en la Marina Alta. Además, ahora ha llegado, por fin, la esperada protección para los poblados moriscos de la Vall d'Alcalà. La directora general de Patrimonio Cultural, Paz Olmos, firmó el pasado 18 de noviembre la resolución que da inicio al expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de monumento, los poblados de l'Atzuvieta, la Queirola, la Roca y els Benimelins. El solo hecho de incoar ese expediente ya supone preservar estos vestigios del pasado morisco. Además, a partir de ahora, el Ayuntamiento de la Vall d'Alcalà, que desde hace años persevera para lograr esa declaración de BIC, podrá restaurar los poblados, efectuar excavaciones arqueológicas y avanzar en ese proyecto de convertirlos en un museo al aire libre.

El alcalde de la Vall d'Alcalà, Juan José Sendra, se mostró ayer satisfecho al lograr esa anhelada protección de los poblados moriscos. Abundó en la importancia patrimonial y turística que tiene para su municipio. Y recordó que ya hace años enviaron a la Generalitat Valenciana los estudios y trabajos del historiador Josep Torró para conseguir el reconocimiento de monumentos para estas históricas ruinas. Sendra admitió que el apoyo del Consell Valencià de Cultura fue definitivo para que los poblados, por fin, inicien la cuenta atrás para convertirse en BIC. El organismo que preside Santiago Grisolía celebró un pleno en la Vall d'Alcalà en septiembre de 2009. Grisolía pidió la protección de estas ruinas para "mantener el mundo que los moriscos no pudieron legar a sus hijos". A aquella reunión del Consell Valencià de Cultura también asistió la directora general de Patrimonio.