En abril de 2008, el juzgado de lo Penal de Alzira resolvía la primera denuncia por agresión verbal interpuesta por un profesional del Departamento de Salud contra un paciente de la comarca. La sentencia condenaba al usuario por una falta de agresión, injurias y vejaciones injustas y le obligaba a indemnizar a un médico de la Ribera. Además, el juez dictaba una orden de alejamiento que impedía al agresor acercarse a menos de 200 metros de la residencia y lugar de trabajo del afectado.

Desde entonces, 73 profesionales del Departamento de Salud de la Ribera han comunicado agresiones. La mayor parte son verbales, es decir, amenazas, insultos o coacciones (74%). Entre las causas de este comportamiento aparecen la discrepancia con la atención médica o la negativa a recetar el fármaco demandado por el usuario.

El Departamento de Salud de la Ribera lleva a cabo en torno a 3,7 millones de actos médicos al año, de los que 2,4 corresponden a visitas médicas y de enfermería en los centros de atención primaria, mientras que 1,1 son consultas externas en el Hospital y los Centros Sanitarios Integrados (CSI), por lo que el porcentaje es relativamente escaso. Las denuncias de los profesionales de la Ribera se realizan dentro de la Guía de Actuación ante Agresiones que describe el procedimiento a seguir ante cualquier incidente violento, físico o verbal.

Aumento de las amenazas

La guía con la que la dirección trata de proteger a sus profesionales responde a la evidencia de que las acciones violentas en el lugar de trabajo han aumentado en los últimos años, una situación que se produce también en la mayoría de departamentos y comunidades autónomas. "Esta situación llega a representar un motivo de preocupación para los profesionales sanitarios", explican desde Recursos Humanos. "Gracias al protocolo, los profesionales del Departamento se sienten respaldados por la organización, lo que contribuye a que desarrollen su labor con total normalidad, centrándose en la práctica asistencial y desechando todo tipo de miedos", dicen.

Desde la puesta en marcha de esta Guía, en el departamento de salud observan que los profesionales han perdido el miedo a denunciar y se muestran más receptivos a hacerlo, "aunque todavía hay excepciones".