"Soy uno más". Esa frase resume a la perfección el sentimiento de Rafael Calderón, el primer músico profesional de España con Síndrome de Down, que ayer compartió su experiencia vital y su inconformismo con el público del Conservatori de Música de Torrent junto a su hermano, el pedagogo Ignacio Calderón.

La conferencia, intercalada con piezas musicales interpretadas por Rafael, realizó un recorrido por la experiencia escolar del joven y se convirtió en un alegato por la inclusión educativa, el papel de las familias y la ruptura con las barreras socioculturales, que "son las que de verdad alejan a las personas con discapacidad del resto de la sociedad", según el especialista.

La familia de Rafael tuvo que librar una batalla contra la rigidez del sistema educativo para conseguir que el joven esté hoy donde está: actualmente estudia el grado superior de música y, ayer mismo, se solicitó su presencia en el Foro Internacional del Talento. Pero, de no haber sido por el empeño de los suyos, las cosas no serían así.

Un buen día, alguien en su colegió decidió que ya no podía aprender más y que debía dejar el centro y entrar en un programa de garantía social pese a que el joven se había esforzado notablemente para aprobar las asignaturas. Su familia se opuso, recogió firmas en el barrio, escribió al Defensor del Pueblo... hizo de todo hasta que logró que permitiesen a Rafael repetir de curso y acabar la ESO. Lo hizo.

Y luego superó el Bachillerato con la consideración de "alumno distinguido". Y obtuvo el grado profesional en el Conservatorio de Málaga. Y siguió estudiando, indiferente a su presunta incapacidad que, para él y los suyos, es sólo eso: un hándicap como cualquier otro que no le impide llevar "una vida absolutamente normalizada".

Rafael describía ayer muy instructivamente una de las fotografías que sirvieron para ilustrar su trayectoria vital: él, con apenas un año, aparece en brazos de su madre y sonriendo a su padre.