Hablar de casas de paja evoca irremediablemente el cuento infantil. Sin embargo, para Alejandro López, un joven diseñador y arquitecto interiorista afincado en Sagunt desde hace unos siete años, la idea tiene poco que ver con las desventuras de aquellos cerditos frente al lobo. Y es que en la capital del Camp de Morvedre ha conseguido levantar una de las pocas viviendas edificadas con este material que hay en toda España.

"Aquí encontramos un sitio que nos gustaba para iniciar un nuevo proyecto familiar, teníamos poco dinero y necesitábamos espacio bajo techo, así que empezamos a pensar qué hacer, un amigo nos propuso una casa de paja, nos reímos mucho, pero nos dijo que buscáramos por internet, lo hicimos y nuestro asombro fue grande cuando descubrimos un sinfín de técnicas y posibilidades", comenta.

El primer trabajo lo iniciaron con unas ochenta balas de paja, de las que venden para los caballos, completando la edificación con materiales reciclados y tierra del lugar. "La experiencia nos dejó muy entusiasmados", recuerda.

Romper prejuicios

Al presentar este método de construcción, muy expandido en países como Estados Unidos donde se pueden encontrar viviendas con más de cien años de antiguedad, Alejandro López tiene que combatir muchos prejuicios. "Una casa de paja no es un sitio donde hay paja, bichos y alergias", comenta. "Cuando decimos una casa de paja hablamos de una casa en la que se han usado para sus muros, balas de paja, de forma estructural o como relleno", destaca.

Ahora, sin embargo, su experiencia incluso es muy apreciada y ha llegado a preparar algún taller en su casa. "Hicimos un taller porque estábamos probando una técnica de construcción muy poco conocida en España, que es la que llamamos "greb", desarrollada en una ecoaldea del Canadá", recuerda. Y la acogida fue inesperada: "Vinieron cuatro arquitectos y dos arquitectos técnicos, y otros profesionales de la construcción, carpinteros vascos, arquitectos italianos, argentinos, de toda España, fue un tremendo intercambio, una gran experiencia, profesional y social", recuerda este interiorista.

La paja del arroz

Para López, se trata de una iniciativa llena de futuro. Especialmente en una zona como la Comunitat Valenciana. No en vano recuerda que "en Valencia tenemos un enorme problema ambiental con la paja de arroz, en la Albufera y, sin embargo, podríamos hacer mucho con ella a un coste bajísimo". Y destaca: "en países como Alemania, Austria, Dinamarca, Canadá o Australia se están haciendo grandes proyectos con esta técnica".