La vaquilla que el sábado se escapó en un encierro de las fiestas de Pamis (es una pedanía de Ondara) le ha cogido gusto a ir por libre. Cuatro días después de su fuga, este becerro de siete meses y unos 150 kilos de peso sigue sin dejarse atrapar. "Al ser tan joven es muy desconfiado", advierte el ganadero Ismael García, quien ayer, un poco cansado del revuelo por la vaquilla huída, pidió que nadie ajeno al dispositivo se sumara al intento que se presumía definitivo para recuperar al animal.

La vaquilla no ha dado tregua. En la noche del lunes, se la tenía localizada en la montaña de Benidoleig. Tras dos días de campar por los huertos de naranjos de Pamis, tiraba al monte y parecía que ella sola llegaría al corral que su ganadería, AR Paiportero, tiene en Benidoleig. Pero amaneció y el becerro triscaba por la Solana de Pedreguer. Estaba a unos cinco kilómetros de casa. Nada para este animal joven y trotón.

El ganadero cogió a sus perros y fue, en solitario, a capturar a la vaquilla. Pero ésta, al apretar el calor, bajó de nuevo al valle de naranjos y buscó las acequias para saciar la sed.

Vuelta a empezar. En la tarde de ayer, Ismael García, con varios recortadores amigos, condujo a sus mansos por los huertos de naranjos. Tenían al becerro localizado y cada vez estrechaban más el cerco. Al cierre de esta edición, se esperaba que la captura se produjera de un momento a otro. Pero con esta vaquilla nunca se sabe. Igual cumple su cuarta noche de fuga. En cualquier caso, no es un animal peligroso, sino que tiene querencia a huir de todo y todos. De hecho, que se escapara en el encierro del sábado ya respondía a ese instinto de alejarse del bullicio. El becerro ha salido esquivo.