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La rivalidad que tradicionalmente ha existido entre Alzira y Carcaixent por razones de vecindad —apenas tres kilómetros separan ambas poblaciones— se ha alimentado en los últimos años a cuenta de la pugna que han mantenido ambos ayuntamientos por algunos proyectos como el centro comercial, que tras barajar diversos emplazamientos en Alzira se acabó construyendo en Carcaixent, o la tienda Decathlon, que también se está levantando en Carcaixent tras haber firmado años atrás una declaración de intenciones para implantarse en Alzira, y se ha personalizado en las alcaldesas, que han librado algún que otro pulso por su inclusión en las listas del PP.

En Cullera y Sueca, las primeras muestras del pique se dieron en el siglo XIX y vino a cuenta de algo tan preciado para un pueblo como son sus orígenes. Ambas ciudades se han disputado ser la antigua ciudad ibérica de Sucro (siglo III-II a.C.). El historiador cullerense Andrés Piles, defensor de la ubicación de Sucro en su ciudad natal, llegó a escribir «conténtese Sueca con el sello árabe que lleva estampado en la frente»; a lo que el historiador suecano Juan Bautista Granell, respondió en la Historia de Sueca «el sr Piles no emplea contra Sueca más que razones acomodaticias y piezas mal zurcidas cortadas a patrón».

El asesinato en 1911 del juez de instrucción de Sueca, Jacobo López de Rueda, en la vecina Cullera contribuyeron a la creación de la playa de Les Palmeres. Hasta entonces, muchas familias suecanas tenían en Cullera su centro de veraneo. El grave suceso originó un distanciamiento entre las dos poblaciones que propició que desde el Ayuntamiento de Sueca, en 1916, decidieran abrir un camino en línea recta hasta la playa. A ambos lados se plantaron las palmeras que dieron nombre a la zona turística actual.

En los últimos años el enfrentamiento se ha dado por la ubicación de infraestructuras y organismos. Los ciudadanos de Cullera siempre han recriminado que fuera Sueca la capital comarcal y que ello le comportara ser sede judicial de la Ribera Baixa. Pero Cullera no se ha quedado atrás en esta competición porque ha conseguido tener el parque comarcal de bomberos, la oficina comarcal de la Conselleria de Agricultura y la extensión de la Escuela Oficial de Idiomas. En este último caso, la decisión de ubicar hace tres años la EOI en Cullera encendió la ira de los suecanos que organizaron diversas protestas.