Andilla ha aprobado recientemente una ordenanza de Policía y Buen Gobierno que protege "por ley" algunas costumbres valencianas y prohíbe algunos curiosos hábitos o malas conductas.

"Prendre la fresca" o "estar a la fresca" es una tradición muy arraigada en la mayoría de pueblos de la Comunitat Valenciana, y también en Andilla. Al regular el uso del espacio público, el ayuntamiento prohibió, "sin autorización municipal", la ocupación de la vía pública con "kioscos, sillas, terrazas, bares, etc.". Este nuevo escenario, de no haber ser modificado, hubiera obligado a las personas mayores, en su gran mayoría, a pedir permiso para poder estar en la calle tomando el fresco. Por ello y para evitar malos entendidos, el consistorio puntualiza en la ordenanza que "no se considerará ocupación pública la arraigada costumbre popular de salir, sobre todo en época estival, a tomar 'la fresca'".

Sin embargo, todas las costumbres no han tenido tanta suerte y más cuando se persigue el objetivo de "lograr la convivencia pacífica entre sus conciudadanos". Aunque, según señala el ayuntamiento, sea "difícil porque algunos olvidan que convivir significa 'vivir en compañía de otro u otros' y no adoptar conductas demostrativas de una absoluta falta de educación cívica" como suele ocurrir. El hábito de tender la ropa en la calle, tan típico de los países mediterráneos, está condenado a desaparecer. En la normativa se la ha impuesto su primera restricción: "Se prohíbe tender la ropa de modo recayente y visible desde la vía pública en fechas de fiestas". Para el resto de días sí que se podrá tender la ropa en las ventanas pero "se recomienda a los vecinos que procuren evitarlo". También se prohíbe alterar el orden y la tranquilidad de los vecinos con "escándalos, riñas y tumultos; proferir gritos, insultos o burlas". Todo un reto para el carácter vivaz de los valencianos.

No obstante, el punto más curioso es el reservado para las fiestas populares. La normativa prohíbe cualquier "desfile, pruebas deportivas, pasacalles, serenatas y actividades lúdicas en la calle", sin consentimiento del consistorio. Y, al mismo tiempo, prohíbe que los vecinos "impidan la celebración de fiestas, pruebas deportivas y desfiles". Como dice el refrán, "más vale prevenir que curar".