L´Almàssera, el flamante edificio administrativo del Ayuntamiento de Oliva inaugurado hace poco más de dos años, no tiene cura. El inmueble padece una extraña patología por la que no se alcanzan en su interior los niveles adecuados de humedad en el aire, especialmente en los espacios menos ventilados. Y eso se traduce en que en ellos se produce una carga de electricidad estática que afecta a quienes tienen allí su puesto de trabajo. De los más de 30 empleados municipales que hacen su jornada en el inmueble, a cerca de una decena se les ha diagnosticado durante todo este tiempo el llamado síndrome de lipoatrofia semicircular. Y pese a que el edificio fue sometido a tratamiento desde el pasado verano, con unas obras realizadas a instancias de la Inspección de Trabajo para mejorar la ventilación y la recirculación del aire, el proyecto no ha logrado sacar al edificio de la UCI.

El pasado día 15, ya con la remodelación realizada, una nueva visita de la inspección laboral confirmó que las obras no han solucionado el problema. Y al ayuntamiento no le queda ya más opción que proceder al desalojo del edificio. El concejal Joan Pi confirmó ayer que el Gobierno local trabaja ya en buscar acomodo en otras dependencias a los servicios y los más de 30 trabajadores de l´Almàssera. El ejecutivo municipal ha trasladado ya esos planes a los portavoces del resto de grupos políticos de la corporación, pues ahora el reto es que, entre todos, se pueda buscar la mejor alternativa. Pi señaló que la preferencia del ejecutivo es encontrar un edificio donde trasladar al completo los servicios y el personal de l´Almàssera. «Tenemos muchos inmuebles, pero ninguno pensado» para prestar esos servicios, admitió el edil, por lo que tampoco se descarta que, finalmente, las dependencias de l´Almàssera se tengan que repartir entre varios lugares.

La problemática que sufre el inmueble de l´Almàssera, afectado por el conocido como síndrome del edificio «enfermo», fue detectada en los primeros meses de este año, cuando a varias de sus trabajadoras les fue diagnosticada la enfermedad de la lipoatrofia semicircular. En junio, el número de afectadas era ya de 5, y de entonces a ahora se han detectado otros «dos o tres casos más», según el sindicato UGT.

Durante el verano, el ayuntamiento llevó a cabo obras para instalar humidificadores, retirar la fibra de vidrio que había quedado al aire en el falso techo, y colocar máquinas y tuberías que captaban el aire del exterior y lo hacían recircular por el interior del inmueble. Sin embargo, el proyecto no ha deparado los resultados esperados. La inspección del pasado día 15 reveló que sólo se ha logrado incrementar los niveles de humedad hasta el 50 % «como máximo», cuando este es precisamente el mínimo que establece la normativa.