En febrero de 2003 más de doscientos agricultores que acudieron a la sede de la Mancomunitat de la Safor escucharon cómo se iban a acabar casi todos los problemas de la citricultura. La panacea era la red de riego a goteo que, según se dijo en aquel momento, costaría 282 euros por hanegada y estaría acabada en 2005.

Hoy, casi nueve años después, la red no está terminada, el precio a pagar por los propietarios acabará superando los 900 euros, cifra a la que se tiene que sumar el valor del goteo dentro de cada parcela y, lo peor de todo, no ha podido hacer rentable la citrícola. Cada vez los agricultores pierden más y en este momento hay bancales con la fruta madura que no se recolectarán porque se paga por debajo del precio de producción.

En una década el proyecto de instalación de red a goteo en los Canales Bajos del río Serpis ha pasado de solucionar casi todos los problemas a generar enormes dudas sobre si esa actuación se tendría que haber ejecutado.

El pasado 29 de diciembre una Junta General del Sindicato de Riegos del Serpis dio a conocer una auditoría contable que revela un sinfín de irregularidades. Uno de los dirigentes de ese organismo, promotor de la red de goteo, reconoció que en su pueblo, la Font d'en Carròs, habría sido mejor seguir trabajando con los pozos de agua y regar "a manta" que asumir el coste que había tenido el proyecto. Baste decir que los propietarios de la Safor, unos seis mil que suman 22.000 hanegadas, tendrán que seguir pagando cuotas de 30 euros anuales hasta el año 2025.

Muchos de los agricultores que entonces defendieron aquella actuación o que simplemente la asumieron como un síntoma de "modernidad" dicen sentirse engañados y consideran que, en realidad, la zona elegida para llevar a cabo el proyecto no tenía la necesidad de esa enorme inversión.

"El goteo es para el sur de Alicante, Murcia y Almería, pero no para la Safor", indicaba un propietario de veinte hanegadas que, el martes pasado, recordaba a Levante-EMV que, mientras técnicos y políticos "vendían" el proyecto como un ejemplo de ahorro de agua, él nunca ha conocido problemas para suministrar a la agricultura. Es más, al final de los últimos veranos el pantano de Beniarrés se ha visto obligado a desembalsar caudal para retener posibles avenidas otoñales del Serpis y evitar inundaciones en Gandia. Ese agua discurre por el Serpis hasta el mar. Pese a eso, los responsables de la Generalitat que visitaban las obras o inauguraban algunas de las instalaciones de la Safor aprovechaban para erigirse en adalides del ahorro de agua, para decir que "cumplían con Europa" y para exigir el trasvase del Ebro.

La red de goteo de los Canales Bajos del Serpis afecta a 17 términos de la Safor. Primero se dijo que cubriría una extensión de 30.000 hanegadas, pero se ha quedado en alrededor de 22.000.

Los sobrecostes, la mala planificación y la falta de información a los agricultores, que al final son los que tendrán que pagar los platos rotos, ha acabado convirtiendo una "instalación revolucionaria", como se dijo en aquella reunión del año 2003, en una pesadilla en la que muchos propietarios preferirían no haberse metido.

El Sindicato de Riegos analiza ahora cómo arreglar tanto desaguisado y hacer rentables los miles de kilómetros de tubo enterrados en el subsuelo de la fértil llanura agrícola del Serpis.