Los ayuntamientos de Piles y Miramar han llegado a un acuerdo para comunicar sus dos playas mediante la construcción de un puente sobre la desembocadura del barranco de Sotaia que las separa.

El proyecto, que se ha venido reivindicando desde hace años, ha sido posible después de la apertura de negociaciones entre los dos gobiernos locales, del PSOE en Miramar y del PP-OIV en Piles.

La obra, que consiste en unir el norte del casco urbano de Miramar con la nueva urbanización desarrollada al sur de la la playa de Piles, será costeada al cincuenta por ciento por los dos municipios, pero se está a la espera de que la Confederación Hidrográfica del Júcar autorice el puente sobre el barranco. También el organismo de cuenca deberá fijar cómo ha de diseñarse la obra para garantizar el normal desagüe del caudal y que no genere inundaciones en caso de fuertes lluvias.

Pedro Román, concejal de Urbanismo de Piles, explicó que la petición a la Confederación Hidrográfica se hizo por parte de los dos alcaldes hace unos meses, y que espera que la respuesta llegue de forma inmediata para que el puente pueda estar construido, si es posible, de cara al próximo verano.

El representante del Ayuntamiento de Piles también indicó que todavía no se ha valorado la obra, pero, en cualquier caso, será asumida por los dos ayuntamientos, dado que el barranco de Sotaia dispone de un cauce de reducidas dimensiones.

Una pasarela peatonal

El pasado verano los dos ayuntamientos ya llegaron a un acuerdo para construir una pasarela peatonal sobre el barranco, de manera que, por primera vez en mucho tiempo, se permitió a los viandantes desplazarse de una playa a otra sin tener que dar un rodeo.

La construcción del puente que ahora se ha proyectado supone, de hecho, un eslabón más en la carretera interplayas, que consiste en la comunicación por carretera desde Oliva hasta Daimús por toda la franja litoral sin tener que utilizar la carretera Natzaret-Oliva. En toda esta zona, las áreas urbanas están pegadas, y la principal interrupción de produce al llegar a Gandia, donde no hay pasos sobre la desembocadura del río Serpis más abajo del llamado puente de Daimús, sobre la misma carretera Natzaret-Oliva.