El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, presidió el pasado domingo la ceremonia de consagración del nuevo templo de la parroquia Sagrada Familia de Torrent, que ha sido reconstruido sobre el antiguo edificio, ubicado en la calle Tomás Miquel y ampliado con un solar adyacente. Entre otras novedades, el templo -que con sus cuatro salas anexas cuenta con más de 700 metros cuadrados de superficie-, alberga una pila bautismal para administrar los "bautizos por inmersión, como se realizaba en los primeros tiempos del cristianismo", según indicó el párroco Pedro Puche.

El baptisterio, realizado en mármol blanco y con capacidad para mil litros de agua, se encuentra ubicado frente el altar en un desnivel inferior sobre la nave central, al que se accede a través de siete peldaños de bajada y siete de subida. Según explica Puche, los escalones "significan el camino de descendimiento a la realidad de pecado del hombre -siete pecados capitales- que se sumerge en las aguas de la muerte para resucitar como hombre nuevo en Cristo".

El arzobispado destaca que la de la Sagrada Familia de Torrent es una de las primeras pilas bautismales de estas características, habilitada en iglesias de la diócesis, para realizar bautizos por inmersión, "una tradición presente en la Iglesia desde los primeros siglos, según Jaime Sancho, presidente de la comisión de Liturgia del Arzobispado de Valencia".

La reconstruida iglesia de la Sagrada Familia dispone además de un desnivel de la nave central para facilitar la visibilidad de los feligreses, y en su diseño han sido suprimidas las barreras arquitectónicas.

El párroco elogió la "generosidad de la feligresía dado que las obras han sido sufragadas con sus aportaciones y donativos", y destacó que el templo ofrece una "gran luminosidad natural que facilitan las paredes acristaladas y una claraboya o lucernario justo arriba del altar que permite la entrada de luz cenital".