Las madres de los niños escolarizados en el Aulari, antiguo Josefa Guardiola, dependiente del Colegio Camp de Túria en Bétera, han paralizado hasta marzo las obras que el ayuntamiento ha emprendido para ceder el 40% del del patio a una falla. Los trabajos comenzaron el pasado viernes para construir un muro para dividir el patio en dos una partes, una para el uso de los alumnos en su tiempo de descanso, y la otra para la falla, propietaria de una parte desde hace tres años, según manifestaron fuentes del consistorio.De este modo privarán a 70 niños de un 40% del patio actual, ya de por sí pequeño.

Las madres afirman que las obras se desarrollaron con los niños al lado, sin ningún tipo de protección especial. Una de ellas, cuenta que «esa misma mañana un camión entró con los materiales a la misma hora que los niños y por el mismo portón». Además, los operarios estuvieron picando piedra y haciendo una zanja a escasos metros de los alumnos mientras estos jugaban, tan solo separados por un verja, junto a la ya existente que están acostumbrados a saltar. Todo ello, con el conocimiento y la aprobación de la dirección del colegio.

Los padres han expresado su malestar y afirman que «ni el modo de realizar las obras, ni la amputación de casi la mitad del patio es admisible», haciendo especial hincapié en la anulación de la cesión del terreno de uso público a cualquier asociación particular.

Por su parte, el alcalde Germán Cotanda quitó importancia a los hechos y argumentó que «las madres desconocen que esa parte del patio pertenece a la falla desde hace tres años, pero su cesión no se había hecho todavía efectiva». Además, añadió que «se esta trabajando y negociando con la conselleria en un solar al lado del colegio Camp de Túria, donde se tiene pensado reubicar a estos niños en un futuro».

Desigualdad de condiciones

El centro es en realidad una antigua guardería que iba a ser cerrada y desde hace una año está siendo utilizada por los niños del pueblo que no obtuvieron plaza en ninguno de los dos centros públicos de la localidad. Este edificio dista unos 300 metros del colegio Camp de Túria y orgánicamente pertenece al mismo. Las madres de los niños consideran que sus hijos no están en igualdad de condiciones con respecto de los niños matriculados en otros centros. Mientras que en el Camp de Turia hay cocina, en el Aulari la comida la sirve un catering que, además de más caro que otras opciones, es a su juicio de peor calidad.En el edificio no hay conserje, cuando es obligatorio. Una de las monitoras del comedor cumple parcialmente esta función. En el patio existe un antihigiénico arenero para que jueguen los niños de más de 60 m2 del que han solicitado su retirada varias veces, hasta ahora sin éxito.