Un temblor de intensidad 2,2 en la escala de Richter ocurrido cinco minutos antes de la medianoche del domingo en Chiva no sólo fue sentido por buena parte de la población -aunque muchos no lo identificaron como un seísmo-, sino que además produjo grietas en el techo y varias habitaciones de un dúplex en el casco urbano del municipio.

Precisamente por tratarse de un área de baja sismicidad, la mayor parte de los vecinos de Chiva no supieron a qué atribuir "el movimiento como de ola", según unos, o de "fuerte ruido", según otros. En los primeros momentos, algunas personas llamaron al 112 y otras a la Policía Local de Chiva, aunque, en principio parecía que no se había producido ningún daño material.

El temblor, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), tuvo su epicentro en las coordenadas latitud 39.5068 y longitud -0.7589 -a unos tres kilómetros del casco urbano, en dirección noroeste- y a una profundidad de 21 kilómetros. Cerca de ese punto, se habría sentido algo más fuerte que la explosión de un tanque de gas butano, referencia que los expertos utilizan como símil de una explosión de 6 kilos de TNT, dado que la energía liberada por ésta sería similar a la de un temblor de 2.0 en la escala de Richter.

Se trata de un seísmo considerado como menor o leve -con esas magnitudes incluso se considera imperceptible- en el que por lo general no se producen daños, pero la vivienda que ocupa el ático dúplex del edificio situado en el número 67 de la calle Cruz de Piedra de Chiva se llenó de grietas.

Gala García, de 23 años, y su marido Toni Díaz, de 25, veían la televisión mientras su madre -Lola, de 59 años-, estaba acostada, pero despierta en el piso superior. "Mi madre nos dijo que se le había movido la cama, como si alguien la hubiese levantado y soltado muy rápido, y yo noté que la casa se movía, pero mi marido me dijo que no era así. Sin embargo, quitamos el volumen la tele y entonces escuchamos claramente cómo crujía el techo, a lo largo, durante casi diez minutos. Eran sonidos leves, pero constantes. Mi perra se puso a ladrar como loca y los pájaros -tienen media docena en jaulas individuales- empezaron a revolotear, totalmente inquietos". Alertados, comenzaron a mirar "y vimos una grieta en el salón". Fue al llamar a la Policía Local por primera vez cuando supieron que se trataba de un seísmo.

Mientras esperaban la llegada de los agentes, "seguimos mirando y entonces nos dimos cuenta de que había grietas a lo largo de toda la casa, muchas a la misma altura, y todas siguiendo la misma dirección. Incluso se ha rajado verticalmente un pilar de carga, así que los bomberos que inspeccionaron el dúplex ya han avisado al arquitecto municipal para que revise la seguridad de la estructura", explica Gala mientras señala la grieta que atraviesa la casa de lado a lado, justo en el punto de encuentro de las dos alas del tejado.

"¡Menudo recibimiento! Llevamos sólo tres meses viviendo aquí y mira... La verdad es que ahora estamos pendientes de cualquier ruido, aunque esperamos que ya no pase nada más. ¡Ya ves, un terremoto aquí, en Chiva...!", concluye.