El bloque de viviendas donde se produjo el derrumbe del pasado domingo, en Canals, sufre numerosas deficiencias que podrían poner en peligro la vida de la veintena de vecinos que residen en la finca. La inspección técnica elaborada por el ayuntamiento para comprobar la magnitud del siniestro ha confirmado la peor de las sospechas: la antigüedad del piso -que se construyó hace 45 años- obliga a acometer reformas urgentes en su seno si se quieren evitar males mayores.

La corporación recomienda fervientemente a los vecinos que procedan a apuntalar sus viviendas; unas obras que podrían alargarse durante al menos dos semanas, tiempo en el que éstos deberán buscar otro alojamiento para vivir. El consistorio ha procedido al vallado perimetral del edificio, para proteger de los posibles nuevos derrumbes a los viandantes y ha calificado de "inhabitable de momento" el inmueble, ubicado en la calle Botànic Cabanilles, en el núcleo urbano del municipio.

Los residentes, mientras tanto, permanecen evacuados y pasan las noches en casas de amigos, vecinos y familiares. Antonio Santiago, propietario de la vivienda donde se produjo el desprendimiento, en la primera planta del edificio, mostró ayer su temor a los gastos que ocasionarán las obras. "Es el peor momento para que nos pase algo así. Mi mujer acaba de perder el empleo y yo estoy dos años en el paro. Veremos el seguro de qué se hace cargo", señalaba a Levante-EMV, en medio de la incertidumbre que ha acompañado las horas posteriores al suceso. Mientras tanto, permanece en un chalé que comparte con su mujer y su hija, en las afueras de Canals.

Al ser su piso el más afectado -parte de su cocina acabó en el sótano del edificio, tras atravesar dos alturas- las autoridades no le dejaron que accediera a su casa en la jornada de ayer, como hicieron otros vecinos, con tal de recoger sus pertenencias. "Nos fuimos con lo puesto, el domingo por la noche, y seguimos con lo puesto", narraba con consternación. "Y encima ahora el apuntalamiento y todos los gastos que generará esto. Es un desastre".

Los técnicos apuntaron a que el siniestro podría haber sido debido al mal estado de las cañerías, que habría provocado las humedades que finalmente forzaron al hundimiento del suelo de la cocina del primer piso, aunque es una posibilidad que no está confirmada. En todo caso, el derrumbe no ha afectado a la estructura del edificio.