"Les obligaron a cavar su tumba fuera de la tapia del cementerio de Segorbe y, cuando terminaron, los fusilaron allí mismo y arrojaron sus cuerpos al agujero". Así cuenta el alcalde de Gátova, el socialista Leopoldo Romero, la ejecución de tres de sus convecinos el 2 de noviembre de 1939, entre ellos Cipriano Esteve, un agricultor de 43 años militante de Izquierda Republicana (IR), casado y con tres hijos que había sido alcalde de este municipio entre 1931 y 1934, así como durante la Guerra Civil, cuando presidió el Comité Revolucionario local.

Ahora, casi 73 años después, los restos de Cipriano regresan a Gátova tras la exhumación de los cuatro cuerpos que escondía dicha fosa común excavada por el grupo Paleolab de arqueología forense. La operación, subvencionada con . euros por el anterior Gobierno dentro del marco de la Ley de la Memoria, también ha permitido identificar y entregar a sus descendientes los restos de los otros dos vecinos de Gátova, así como del alcalde republicano de Teresa, que fue fusilado con ellos.

Romero destaca que la familia del alcalde republicano, su hija mayor Adelaida, que tiene 87 años, así como los otros dos hijos que tuvo en segundas nupcias y que ya han fallecido, "siempre han querido que su padre fuera enterrado en Gátova". Y este deseo se cumplirá este sábado en un homenaje organizado por el ayuntamiento y el Grupo por la Recuperación de la Memoria. Cuenta que el acto será "un reconocimiento a un buen hombre, cuya dignidad y honor fue manchado por un juicio sumarísimo donde no tuvo posibilidad de defensa". Esteve fue detenido en abril de 1939 y acusado de participar en el asesinato de dos personas en el municipio durante la guerra. "El era el alcalde y punto, aunque no tenía nada que ver con aquellos crímenes cometidos por grupos de incontrolados, fueron a por él". "Siempre fue un buen hombre y así se le recuerda en el pueblo", apostilla

Adelaida supo por un soldado que participó en la ejecución que su padre "no quiso que le vendasen los ojos y que sus últimas palabras antes de caer herido fueron '¡Viva la República!" "También le contó que el jefe del pelotón, al ver que aún estaba con vida, le descerrajó seis tiros, uno de ellos en la cabeza". La bala de ese último tiro de gracia, que ha sido recuperada por Paleolab en el cráneo del edil republicano, "ha querido guardarla como recuerdo uno de sus nietos, parece quizás macabro, pero esa ha sido su voluntad".