­La historia de los emigrantes de la Marina Alta que en la segunda década del siglo XX cruzaron el charco para huir de la miseria está por escribir, pero Teresa Morell ya ha marcado el camino. Su libro descubre un movimiento migratorio conocido de oídas. Los archivos de la isla de Ellis, en internet desde hace poco más de una década, ofrecen los nombres y pueblos de origen de estos emigrantes. Son una mina para la investigación. Teresa Morell desvela en su libro un fenómeno que para la Marina Alta tuvo magnitud casi de éxodo. De todos los pueblos de la comarca, de los 33, salieron emigrantes.

Nos habla en el libro de una emigración que para usted no es nada extraña.

Así es. Mis hermanos y yo nacimos en los EE UU. Nuestra familia es de Orba. Mi abuelo, José Morell Sendra, está entre esos emigrantes de los que trata el libro. No tenía padre y sí tres hermanas. Eran pobres. Como tantos otros valencianos embarcó a Nueva York. Y como la mayoría viajó en tercera clase y entró por la isla de Ellis. Fue al barrio del Lower East Side y a la fonda de La Valenciana, que regentaban un tío suyo, Francisco Sendra, y el benissero Manuel Ivars Sala, hermano del legendario Pere Bigot, del que Bernat Capó nos habla en su libro De Berdica a Nava York. Ahora mismo estamos junto al palacio (sede de la Seu Universitària de Benissa) de Pere Bigot.

Pues ya es coincidencia que usted «regrese» precisamente a uno de los lugares que en el imaginario colectivo de la comarca han quedado como símbolos de aquella emigración.

Pues sí. Son casualidades de la vida. La Universitat d’Alacant me nombró coordinadora de la Seu Universitària de la Marina, en Benissa. Yo regresé a Orba con 22 ó 23 años, me casé y monté una academia de lenguas. Estudié en la Universidad de Nueva York. Mi especialidad es la lingüística aplicada y, además, en la Universitat d’Alacant, imparto la asignatura de historia y cultura de EE UU. Mi abuelo y mi padre me contaron sus historias y las de muchos otros emigrantes. Al volver empecé a vislumbrar la dimensión de este fenómeno en pueblos como Orba, Benigembla, Alcalalí o Murla. Me preguntaba cómo era posible que no se hubiera investigado más y sacado a la luz una migración tan importante en esta comarca.

¿Por qué se produce ese éxodo?

La Marina Alta vivía a principio de siglo del monocultivo de la uva, en concreto del moscatel. Toda la economía se sostenía en el comercio de la pasa. Pero la epidemia de filoxera hundió la producción. Ya existía una vía migratoria a Argelia. Sabemos que esos emigrantes supieron allí de que en EE UU y en Canada se necesitaba entonces mucha mano de obra para el ferrocarril, las carreteras, las fábricas y las minas. Entre 1900 y 1920 entraron cada año por el puerto de Nueva York casi un millón de personas. Los valencianos no fueron ajenos. En los archivos de la isla de Ellis hemos encontrado referencias de 2.500 vecinos de la comarca, pero fueron muchos más, estimamos que unos 10.000. El 10 % de los emigrantes españoles de aquel periodo a EE UU eran de la Marina Alta. Sin embargo, esa migración es todavía poco conocida. Los valencianos, a diferencia de gallegos, vascos o asturianos, volvían tras dos o tres años. Fueron emigrantes de ida y vuelta.

Pero el caso de su familia es un poco distinto.

Sí, porque mi abuelo hizo varios viajes y luego, en 1929, cuando esta migración ya declinaba, llegaron mi abuela y mi padre, que sólo tenía diez meses. También entraron por la isla de Ellis, pese a que mi abuelo les había dado dinero para que compraran billetes de segunda clase y evitaran pasar por la aduana de los emigrantes más pobres. Pero los engañaron y les vendieron billetes de barco de tercera clase. Mi padre no volvió a su pueblo hasta el año 1956. Tenía 27 años y estaba haciendo la mili en una base americana en Alemania. Pidió un mes de permiso para conocer Orba y se enamoró de mi madre. Al año siguiente regresó durante otro mes. Se casaron y le prometió a mi madre que volverían a EE UU durante sólo cuatro años, que luego fueron 25. Sus tres hijos nacimos y estudiamos en Nueva York.

En su libro comenta que todavía hay mucho que investigar de este fenómeno migratorio.

Sí. La historio que explicamos en Valencians a Nova York es sólo el principio. Pero el libro ya ha despertado un gran interés. Allí donde lo presentamos vienen personas que nos cuentan que sus padres o abuelos emigraron a EE UU. Es, además, una migración que trasciende la Marina Alta. Hemos encontrado muchos casos de emigrantes de comarcas de alrededor. Una estudiante de Carlet ha contactado conmigo porque tiene cartas y fotos que su abuelo envió desde Nueva York. Quiere hacer el doctorado sobre esa migración.