Durante años, la Administración gastó más de lo que recaudó, se dejó embaucar por el crédito fácil y creó tal bola de nieve de deuda y déficit que ahora no tiene más remedio que recurrir a los recortes para evitar el hundimiento del sistema. Esa sensación, ya generalizada entre el ciudadano de a pie, la comparten también los actuales responsables del Gobierno valenciano.

El conseller de Sanidad, Luis Rosado, admitió ayer en Alzira que sabían desde hacía años que era insostenible mantener el nivel de gasto y cerrar año tras año el ejercicio con más gastos que ingresos. "Los informes decían que no era viable mantener lo que gastábamos en Sanidad, pero todos los gobiernos decidieron que si hacían caso a esos informes no podrían ganar las elecciones y por eso se quedaron en un cajón", señaló el titular de Sanidad.

"Ahora la palabra déficit no se aguanta pero hace unos años, sí porque lo compensábamos con créditos, que luego pagábamos con más créditos y generamos una Sanidad con un 30% más de gasto", aseguró. Rosado, que lleva 30 años en la Administración, también lanzó que el modelo Alzira -es decir la gestión completa de la sanidad por parte de empresas privadas- es el camino a seguir y que si no lo ha implantado en toda la C. Valenciana es por los 45.000 profesionales de la sanidad "que tienen un vínculo con la Administración por oposición y eso generaría un problema político".

"Tardamos meses en reaccionar"

Al mismo tiempo, admitió que es necesario "mejorar la competitividad como hace la empresa privada. Nosotros detectamos que existen pérdidas en un sitio determinado y tardamos meses en reaccionar, tenemos que imitar a la empresa privada. Los hospitales de gestión privada compran más barato que los públicos y eso no puede ser", añadió.