Ya no se conforman con robar la producción, ahora se llevan lo más valioso del árbol: su madera. En Peñíscola el propietario de una finca de olivos contempló con asombro como alguien había quitado las ramas de varios de sus olivos para llevarse la madera. Fue a raíz de un reciente incendio que tuvo lugar en la localidad turística, cuando al acercarse a comprobar si los efectos de las llamas habían afectado a su finca, advirtió del robo. Alguna persona o grupo de personas cortó con motosierras de cuajo una docena de árboles y los podó dejando las ramas y llevándose sus enormes troncos.

Estos ejemplares eran centenarios y formaban parte de una finca familiar. José F., su propietario, manifestó su "indignación" por los hechos.

El hecho que dejaran las partes más pequeñas le hace presuponer que "lo han hecho para aprovechar comercialmente la madera, si no se hubieran llevado también las pequeñas". La producción de artesanía y decoración en madera y el coste de la madera de olivo hacen de estos árboles una presa fácil a campo abierto y en fincas de fácil acceso como la de José, situada en la partida Poaig, cerca del Mas de Conill. Ahora denunciará los hechos ante el Seprona.