Año 1940. El primer ministro británico Winston Churchill arenga a sus tropas. Está en marcha la II Guerra Mundial y el político inglés no tiene mejor metáfora para animar a los suyos que compararlos con los melones. Dice que sus soldados son tan buenos o más que el melón de oro que se vende en el mercado de Covent Garden, en Londres. Y ese melón (exportado desde España) no era otro que el meló de corfa groga que se cultivaba en Ontinyent y que pasaba por ser uno de los más sabrosos del mundo. La capital de la Vall cree que semejante producto no debe perderse y ayer presentó un proyecto para relanzar su producción. Se ha creado incluso una marca y se ha previsto preservar sus semillas para que no se pierda su genética.

Ontinyent presentó ayer el proyecto Meló d'Or d'Ontinyent como marca de calidad arropado por un tríptico que detalla aspectos de esta popular fruta, una variedad autóctona que se cultiva desde hace más de 700 años en el término municipal, tal como asegura el archivero municipal, Vicent Terol, quien ha realizado un estudio histórico del cultivo de melón, del cual se extrae que hay constancia documentada de su producción, al menos, desde el año 1424. "El melón -explicaba ayer Terol- ha sido distribuido a la Casa Real Española, y las exportaciones del mismo llegaron incluso a París o Londres", especificó.

El regidor de Agricultura, Fran Quesada, ha explicado que el objetivo del proyecto es "poner en valor la agricultura local, recuperar esta variedad autóctona y promocionarla", todo con una doble finalidad: "revivir la producción de unos melones de calidad y además crear empleo". . El edil espera que el promover el cultivo de su consumo y pueda, consecuentmente, incentivar la ocupación en el sector agrícola.

Esta variedad se caracteriza por ser un melón amarillo, de carne compacta, dulce y blanca, y con un equilibrado contenido en azúcares. La determinación de sus particularidades genéticas han servido de punto de de partida a la iniciativa, gracias a un trabajo realizado durante un año por Belén Picó, investigadora del Instituto Universitario de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana. "Tras analizar varias semillas se comprobó una diferenciación genética del resto de melones, lo que da una calidad única al melón de Ontinyent", explicaba ayer David Gironés, coordinador de los estudios.

La edafóloga Merxe Berenguer puso de relieve que esta diferenciación genética se debe a varios factores, como por ejemplo las características propias del terreno de secano de la zona, el hecho que el melón se cultiva sin agua, que no se ha hibridado nunca con otras variedades.