Durante año se menospreció la arquitectura sencilla de los riuraus, que remitía a esa época borrosa de la prosperidad del comercio de la pasa. Pero los riuraus han regresado del olvido. Su protección se hace obligada. El nuevo PGOU de Alcalalí, ahora en exposición pública, cataloga y preserva 16 de estas construcciones. Es un patrimonio considerable. Alcalalí está en el corazón de la Vall del Pop, un valle de viñedos que mantiene todavía hoy una destacada actividad vitivinícola. Pero sólo contados de estos sequers de pansa siguen ligados a la vida agrícola. Cuatro de ellos, situados en las partidas de la Solana, les Hortes del Molí, les Barranqueres y la Llosa, están en ruinas y abandonados. La protección llega tarde. En este municipio, hay riuraus que incluso rompen la tipología habitual de arcadas rebajadas. Hay uno de estilo modernista con curiosos arcos lobulados. Una rareza.

En el catálogo de bienes culturales del nuevo PGOU, que todavía tardará meses en aprobarse definitivamente, los riuraus están definidos como bienes locales con protección rural. Su conservación es obligada. En la misma categoría figuran los pozos más antiguos, las fuentes y abrevaderos o los molinos de agua. El inventario de bienes protegidos es amplio; de hecho, incluye un centenar de casas tradicionales. El Castell d'Aixa (siglo I y del XIII-XIV), la cueva prehistórica del Compte o la torre medieval están, pero ya tenían una protección efectiva pues están declarados Bien de Interés Cultural. También se ha inventariado el tramo de calzada romana de la Llosa de Camatxo. El enlosado de piedras es del siglo I y está muy deteriorado.

El nuevo Plan General también preservará los tres relojes de sol conservados en el casco antiguo de Alcalalí, que son de finales del siglo XIX y principios del XX.

Destaca que el catálogo incluye el colegio de Alcalalí y las antiguas escuelas de la Llosa de Camatxo. Se construyeron en 1928 y ayudan a conocer la historia de la arquitectura escolar. Todavía hoy, con 84 años a sus espaldas, mantienen el uso docente. Hijos, padres, abuelos e incluso bisabuelos han estudiado entre estos muros.

La previsión de llegar

a 2.408 vecinos en diez años pincha por la crisis

Tras 20 años con unas Normas Subsidiarias que han permitido barbaridades como que la ermita del Calvari (un hito paisajístico y cultural) quede rodeada, casi engullida, por los chalés de la urbanización de la Solana, Alcalalí tendrá, por fin, un nuevo Plan General. El documento preliminar, así como el informe de sostenibilidad y el estudio de paisaje, están ahora en fase de exposición pública. Pero, dado que el proceso para redactar un PGOU siempre se alarga demasiado, hay previsiones que han quedado un poco obsoletas. El crecimiento demográfico se calculó teniendo en cuenta que hasta 2007 se mantuvo en una media anual del 4,55%. Se preveía que Alcalalí llegara a los 2.408 habitantes en 2022. Ahora tiene 1.433. Sin embargo, el pasado año la población bajó en 91 personas (un -6 %). La crisis echa por tierra la proyección demográfica.