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A veces resulta mágico ese momento en el que una señora se dirige al armario y saca una de esas cajas de galletas hechas de metal repleta de fotografías en blanco y negro. Parecía que aquellas fotos y aquellos rostros de abuelos y tatarabuelos estaban perdidos en el olvido. Lo mismo podrían haber pensado los habitantes de Godella, que si en algún momento pensaron que habían olvidado parte de sus recuerdos, se equivocaban. Gracias a la voluntad de la descendiente de la propietaria de «los recuerdos», los godellenses han recuperado parte de la memoria en forma de cinta de vídeo, en forma de fotogramas, olor a antigüedad y una fecha de creación de la que ninguno de los vivos es capaz de acordarse: 1923.

Con el fallecimiento de un vecino de Barcelona que poseía la cinta y el posterior desalojo del piso, su hija, María José Gardó se encontró una película vieja. Al observar los primeros fotogramas de la cinta, un poco pegados entre ellos, se percató de que aquello eran las calles y los paisajes de Godella, el pueblo donde sus antepasados vivieron y grabaron, como más tarde descubrió, una película de 11 minutos y medio.

La noticia llegó a los encargados del Taller de Historia, entre los que se encuentra Jordi Durá, quien llevó la cinta a la Filmoteca Valenciana. «Estoy muy agradecido a la filmoteca por el trabajo que realizó y su magnífica actitud frente a la labor de visionado de la cinta», explicó Durá. Tras cuatro o cinco meses en una nevera, la película de principios de siglo pudo ser estudiada, descubriendo así, que es muda. Reveló también que fue una grabación profesional y no un vídeo doméstico, y que tanto sus calles como sus protagonistas eran vecinos o «veraneantes» de Godella.

Como estudió el Taller de Historia, el filme tiene tres partes diferenciadas: la primera lleva por nombre «Fiestas en Godella. Solemne y típico bautizo de un niño pobre» y que está rodada en la ciudad; la segunda está compuesta por imágenes cortas de los paisajes de Godella y la tercera, grabada en el Parque de Viveros de Valencia, muestra imágenes de vestidos y peinados de mujeres valencianas mientras esperan la llegada de los reyes de Italia.

Durá asegura que «no se trata de un vídeo doméstico porque es evidente el uso de trípodes, la combinación de dos cámaras que ofrecen dos planos distintos de la misma escena y el comportamiento de los protagonistas que evidencian su actuación teatral». La primera parte, más centrada en Godella ciudad y sus costumbres, los vecinos reconocieron la calle Músic Caballer y el Carrer Major. En ella se observó la intervención de Ignacio Pinazo, José Pinazo y Agustín Gardó, que tal y como aparece en uno de los rótulos, fueron los directores del filme. Durá los relaciona con la creación de la película porque «el abuelo de Agustín Gardó fue periodista de El Mercantil Valenciano, y al igual que José Pinazo, pertenecía a las familias burguesas del pueblo». Jordi Durá asegura que la investigación continúa, con la ayuda de los habitantes de Godella que son los que hasta ahora «han reconocido algunos de sus familiares» durante la proyección.

El parque de Viveros, otro de los escenarios de la película

Aprovechando un acto protocolario de recibimiento de los reyes de Italia, la productora catalana Vilaseca y Ledesmá grabó varias imágenes de los asistentes, que luego incluyó en el filme encontrado por María José Gardó en casa de su madre. Se trata de la tercera parte del vídeo, que a pesar de no compartir escenario ni productores, según Durá, guarda una relación con el fragmento anterior. Amparó Gardó Sanz, propietaria y madre de María José aparece en ambos vídeos con dos o tres meses de edad, tal y como descubrió el Taller de Historia. En ésta última, las miradas, los peinados, los primeros planos de los detalles de bisutería de las mujeres y la elegancia de los vestidos toman protagonismo. Según Durá, «los directores aprovecharon la visita de los reyes de Italia para grabar un reportaje sobre la comitiva de personas que esperaban la llegada». El vídeo termina con un cartel de «fin». n. A. godella