Después de pasar su vida activando la adrenalina de los aficionados a los bous al carrer y propiciando alguna desgracia humana, el toro Ratón pasará a mejor vida en septiembre en las fiestas de Sueca, abandonando las calles para refugiarse en los corrales hasta que las fuerzas acaben por flaquearle y perezca. El hecho es que es impropio de los morlacos que participan en estas fiestas durar tantos años. Como defiende el responsable de la ganadería Gregorio de Jesús, normalmente, a los siete u ocho años los astados han perdido su potencial y son sacrificados. Sin embargo, el caso de Ratón es especial, ya que con 12 años sigue paseándose por algunos pueblos, donde es temido y fotografiado a partes iguales. Los aficionados ven en él historia viva de la fiesta.

Pero la actividad de Ratón ha descendido en el último año. Desde que participó en las fiestas de la Magdalena de Castelló (con la presencia de un prestigioso recortador francés), el mor­laco ha estado en Meliana, Monóvar, Alfarp y la Vall d´Uixó, mientras en los próximos días paseará su envejecida furia por Montserrat y Utiel.

Sus propietarios se han centrado en los últimos meses en la reproducción del animal para intentar extraer su bravura y trasladarla a nuevos toros. Así, han intentado aparearlo con las vacas más distinguidas de la ganadería. «Poca cosa se puede hacer ya porque Ratón es muy mayor. Tiene doce años, que equivalen a 80 en una persona. Un toro joven puede aparearse con hasta cincuenta vacas pero a Ratón le facilitamos una vaca ca­da dos o tres días», dice el ganadero.

Todo con el designio de continuar con un filón que ha reportado muchos beneficios económicos a la empresa. «Dado que a Ratón ya le quedan muy pocos meses para exhibirse por las calles, pedimos al público y aficionados que lo respeten y entiendan que están presenciando a un animal mítico, un toro de leyenda. Les pedimos también que no busquen el morbo de un toro que ya no existe porque Ratón ya ha perdido parte de las facultades que lo hicieron grande», explica.