Las piscinas cubiertas municipales se han erigido en el paradigama del fracaso de la política de grandes obras e instalaciones que aplicaron los ayuntamientos en los años de bonanza económica. Tras la llegada de la crisis, se han convertido en negocios ruinosos tanto para los ayuntamientos como para las empresas concesionarias.En algunos casos, los consistorios se han visto obligados a asumir las elevadas deudas acumuladas para mantener los centros abiertos. En otros, las piscinas permanecen cerradas a la espera de tiempos mejores.

La Safor. Tavernes paga 1,3 millones por un complejo cerrado desde 2011

Construir una piscina cubierta fue durante los años de bonanza económica una de las máximas aspiraciones de algunos alcaldes. Gandia, Oliva, Tavernes, Xeraco, Miramar y Ador cuentan con este tipo de instalaciones y, salvando algún caso, son claros ejemplos de cómo no se midió la rentabilidad ajustándose a la realidad.

En Gandia, el caso más evidente es el de la piscina del Grau. Inaugurada en noviembre de 2008, y con un coste de 4,4 millones, su gestión fue adjudicada a la empresa Duet Sports, que debía encargarse de explotarla durante 20 años. El pasado agosto la concesionaria rescindió el contrato. Tras cerrar sus puertas durante un mes, en septiembre fue el propio ayuntamiento quien tomó las riendas de la gestión. Actualmente se encuentra abierto un proceso de licitación que incluye nuevas condiciones, como la ampliación de la concesión de 20 a 50 años. La empresa que opte deberá asumir la hipoteca de 3 millones.

El principal escollo con el que se encuentran los consistorios es el gasto energético. Por ello, desde el Ayuntamiento de Oliva están estudiando fórmulas para reducirlo. Hace unas semanas anunciaba la instalación de una manta térmica que cubrirá la piscina durante las horas en las que la instalación no se utilice. La piscina de Tavernes de la Valldigna es la única que se construyó pero que no ha podido abrirse. Con unas obras iniciadas en 2008, la instalación, cuyo coste fue de 2,6 millones, se encuentra parada desde 2011 debido a que la constructora entró en concurso de acreedores. Actualmente, la mercantil está buscando financiación para rematar el proyecto, que costó al municipio vallero 1,3 millones, es decir, el 50 % del coste total.

Mientras esperan, los vecinos de Tavernes acuden a nadar a Xeraco, en una instalación que según su alcalde, Avelino Mascarell, cuesta mantener unos 22.000 euros al mes en invierno. Es decir, el Ayuntamiento de Xeraco desembolsa 150.000 euros.

La Ribera. La concesionaria renuncia en Benifaió y Guadassuar

En la Ribera, el caso más sangrante es el de Alberic. La piscina cubierta permanece cerrada desde el verano de 2011 ya que la empresa que la gestionaba renunció a reanudar la actividad alegando que en cinco años había generado un déficit de 250.000 euros. El ayuntamiento ha buscado otras firmas del sector para tratar de retomar el servicio, aunque todas exigen como requisito que el consistorio asuma el gasto energético y han realizado propuestas que oscilan entre los 50.000 y los 120.000 euros. El equipo de gobierno pretende convocar una consulta popular para decidir si asume ese coste ya que, en una época de ajustes, obligará a recortar de otras partidas.

La situación se repite en Benifaió y Guadassuar. En ambos municipios, la empresa Eulen Sport (concesionaria de las piscinas cubiertas) ha acabado por renunciar a la contrata tras intentar que los ayuntamientos aumentaran el canon anual que percibe por la explotación (de 54.000 y 80.000 euros, respectivamente) o que asumieran más gastos, como la luz y el agua en el caso de Benifaió.

Guadassuar se negó a incrementar en 80.000 euros el pago anual y ha asumido la gestión de la piscina tras negociar con la empresa. Por su parte, Benifaió sacará de nuevo a concurso la contrata. La formación Gent ha denunciado que el consistorio benifaionense ha destinado casi 1,3 millones a gastos de mantenimiento de la instalación.

En Sueca, la piscina cubierta municipal Vicent Vera comienza a acusar los efectos de la crisis. Por una parte está el aumento del precio de las cuotas alrededor de un 33 %. Por otra, se da la circunstancia de que en los últimos años se ha producido un goteo de bajas por la construcción de este tipo de instalaciones en otras localidades. En el mismo plan del Consell se construía la piscina descubierta, en una parcela anexa y cuyo proyecto está paralizado desde enero de este año.

La Marina Alta.Pego: El ayuntamiento tiene que hacerse cargo de la instalación

La Marina Alta no es ajena a los problemas de sostenibilidad económica de las piscinas cubiertas. Las instalaciones, en la mayoría de los casos, han quedado sobredimensionadas para un volumen de usuarios que la crisis ha reducido. A ello contribuye también que algunos ayuntamientos han tenido que incrementar las tarifas. Es el caso, por ejemplo, de Ondara, donde el consistorio acaba de repercutir a los usuarios el aumento del IVA que entró en vigor el 1 de septiembre.

Pero el mejor ejemplo de que, hoy por hoy, asumir la gestión de una piscina municipal es ruinoso se acaba de producir en Pego. El pasado mes de septiembre, el ayuntamiento se vio abocado a tener que hacerse cargo de la piscina cubierta al quedar desierto el concurso para adjudicar su gestión. Calp ha tenido que privatizar la suya debido al elevado déficit que acumulaba.Donde no hay cambios por el momento es en Dénia, donde la piscina cubierta gestionada por Aqualia sigue abierta todo el año.

La Vall d’Albaida/La Canal. Las deudas dejan a Benigànimy Albaida sin piscina cubierta

La deuda de la concesionaria de la piscina cubierta de Ontinyent con el ayuntamiento asciende a 270.000 euros por impagos del canon y del servicio eléctrico. Un agujero generado desde 2008 que ha llevado al actual gobierno municipal a abrir un expediente sancionador.

El ejecutivo decidió privatizar en verano la otra piscina, la del polideportivo municipal, alegando incapacidad para asumir más gastos, pero la nueva gestión fue duramente criticada por usuarios y partidos políticos. EU denunció retrasos en el pago de las nóminas a los trabajadores y problemas en el servicio. El recinto infantil estuvo medio verano cerrado. Ante tal acumulación de problemas, el equipo de gobierno anunció en agosto que unificaría el pliego de condiciones de ambas piscinas para volver a sacarlas a concurso por un periodo de 15 años, lo que obligará a la concesionaria a invertir 150.000 euros en mejoras.

El consistorio no se ha planteado el cierre de las instalaciones, como sí lo han hecho otros ayuntamientos de la comarca. Es el caso de Albaida o Benigànim, que clausuraron sus dos piscinas cubiertas tras arrojar un déficit de 129.000 y 50.000 euros anuales. En Enguera, la nueva piscina cubierta está terminada desde hace meses, pero el ejecutivo espera mejores tiempos para poder abrirla.

Camp de Morvedre. Sagunt se gasta dos millones al año en tres instalaciones

El Camp de Morvedre mantiene la oferta pública de piscinas climatizadas, pese al enorme esfuerzo para las arcas municipales. Sagunt es el mejor ejemplo de esta sangría, ya que cuenta con tres instalaciones en las que se gasta dos millones al año de los que solo recupera 340.000 euros de los usuarios. Este desequilibrio no amenaza la actividad, aunque sí se augura un significativo aumento en las tasas.

Un ejemplo de buena gestión se encuentra en Algímia d’Alfara, donde el ayuntamiento ha hecho esfuerzos en la contención del gasto de mantenimiento, gracias a la sustitución del diésel por la energía fotovoltaica para las calderas.

En Canet d’En Berenguer se encuentra la otra piscina cubierta de El Camp de Morvedre, ya que Benifairó de les Valls la desmanteló en los albores de la crisis tras registrar pérdidas anuales de 70.000 euros. De este modo, la subcomarca que aglutina cerca de 9.000 habitantes se quedó sin este servicio.

Requena-Utiel. Los vecinos de las pedanías pagan el servicio de socorrismo

En Requena-Utiel, La Hoya y El Valle las piscinas municipales son desde hace años un negocio ruinoso para los ayuntamientos, que acabaron asumiendo todos los gastos de estas instalaciones. La proliferación de piscinas privadas y la salida de los vecinos a destinos de vacaciones foráneos han acabado con la rentabilidad, tanto que en el caso de algunas pedanías han sido los vecinos los que han pagado el servicio de socorrismo.

Las piscinas cubiertas gestionadas han acabado siendo un lastre todavía mayor que las construidas al aire libre al no tenerse en cuenta el número de usuarios. Prueba de todo ello es la posición del Ayuntamiento de Buñol, que baraja el cierre de la suya en verano o la paralización de la construcción de la de Utiel.

Información elaborada por T. Á. Casanova, E. Melero, S. G., J. Ferrer, T. Juan-Mompó Rovira, R. H., C. M., P. F.