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Catalina Mena ingresó en el hospital el 3 de julio de 1969 por un parto prematuro. Le practicaron una cesárea y anunciaron a la familia que el bebé estaba en la incubadora. Pero la mujer murió un día después y cuando iban a enterrarla apareció una monja con un fardo. Comunicó que el bebé también había fallecido y que lo mejor era que reposara para siempre junto a su madre.

Nadie vio el cadáver de aquel niño. "A mi padre no le dejaron ver ni la cara de su hijo", cuenta María Isabel Pan, que entonces tenía diez años. Hoy, con 53, reside en Llombai desde hace años, pero pasó su niñez en Jerez de la Frontera, en cuyo hospital se produjo el presunto robo del bebé.

Cerraron el ataúd y pasaron 40 años. La familia siempre dudó de que el bebé hubiera muerto realmente. Nunca paró de dar vueltas y más vueltas y el recuerdo punzante de aquella primera comunicación tras el parto nunca dejó de perseguirles: "El niño está en la incubadora".

"Mi padre, Francisco, siempre vivió con la pena y la duda. Era una persona de campo con pocos estudios, apocada, que quedó viudo con cuatro hijos y en aquel entonces los médicos eran dioses ¿Dónde iba a reclamar? Era la víctima perfecta", señala.

Cuarenta años después, con cada testimonio nuevo de niños robados, las dudas se acrecentaban porque muchos de los bebés "robados" nacieron en el hospital de Jerez, cuenta Isabel Pan.

Ni rastro del bebé en el ataúd

La familia decidió entonces exhumar los restos de la madre y su hijo enterrados 40 años antes. No había ni rastro del bebé, pero tampoco les sorprendió. Era como si siempre lo hubieran sabido. "Hablamos la familia y ahí empezó mi cruzada", explica María Isabel Pan. "Me informé y me dijeron que aunque los huesos del bebé hubieran desaparecido con el paso de los años necesariamente tenía que estar el cráneo. Puse una denuncia aquí en la Guardia Civil de Picassent y después en el juzgado, me requirieron una documentación y me pusieron en contacto con un abogado de oficio, que para mi sorpresa me soltó que ellos no estaban para buscar niños y que me fuera a Jerez a buscarlo".

Desde entonces, la vecina de Llombai busca a su hermano. "Me fui al hospital y sacamos la historia clínica. Allí encontramos que según la documentación el bebé nace muerto, pero hay contradicciones porque a mi padre le dijeron que se lo llevaban a la incubadora. Incluso ponen que murió a una determinada hora, pero no tiene sentido porque dicen que nació muerto, no podían saber la hora". No acaban ahí sus dudas: "En el certificado de defunción dice que murió a las 5 y cuarto y en otro punto que fue a otra hora. Me chocó también que hay una firma de un tal Antonio de la Rosa que firma como mandatario de la familia, pero nosotros no lo conocemos de nada, aunque luego hemos sabido que está implicado en casi todos los casos de niños robados y que era el que se los llevaba y no aparece por ningún lado", señala Isabel, cuya denuncia ha llegado a la Fiscalía de Cádiz, que la investiga.