La profesora del instituto Maria Ibars de Dénia Guillermina Colino nunca pensó que terminaría en el juzgado por dar la cara por un alumno al que una policía nacional llamó "maleducado" por hablarle en valenciano. Ayer le tocó pasar por ese trago, y casi por partida doble. Primero se celebró la vista por el "incidente" ocurrido durante la protesta que tuvo lugar en Dénia el pasado 23 de febrero contra las cargas policiales del instituto Lluís Vives de Valencia.

Entonces la docente defendió al estudiante y advirtió a la agente de que estaba en todo su derecho de expresarse en valenciano. Pero la policía nacional levantó un atestado que indicaba que Guillermina Colino increpó y llamó "violentos" a los agentes. Ella y su abogada, Maria Josep Martínez, lo negaron ayer en la vista. Ambas sostuvieron que la profesora estuvo conversando con los agentes sobre los hechos de Valencia. "Estuve razonando con ellos, pero no les insulté", aseguró ayer Colino.

La profesora todavía ayer se mostraba sorprendida por la denuncia por una falta de respeto y desobediencia a la autoridad. La fiscal pidió 30 días de multa a razón de seis euros diarios. Su abogada reclamó la absolución tras insistir ante el juez en que "no hay ninguna prueba que confirme el atestado". La defensa llevó cuatro testigos, pero al juez le bastó con escuchar a uno.

Guillermina Colino contó con el apoyo de numerosos compañeros del IES Maria Ibars, así como de militantes de Esquerra Unida y del secretario local de Compromís, Sebastià Garcia. Se concentraron ante el juzgado y se mostraron convencidos de su inocencia.

Pero la cosa no acababa aquí. La profesora tenía también ayer otra segunda vista por faltar al respeto a la autoridad en una manifestación en el hospital de Dénia durante una visita del conseller de Sanidad, Luis Rosado. Pero el juez no vio necesario que se celebrase.

Esta profesora no oculta que se sintió muy molesta cuando la policía nacional llamó "maleducado" a su alumno. Admite que pidió a la agente que se identificara. Y también reconoce que en esa protesta ella portaba una pancarta que rezaba "sin antidisturbios, no hay disturbios". Pero insistió en que no ocurrió ningún incidente ni nada que le hiciera presumir que acabaría denunciada y declarando ante un juez.