Si una muixeranga no tiene una buena base, se desmorona. Para crecer en altura hace falta tener un fundamento estable, y en esas están cuatro nuevas colles muixerangueres, que replican la manifestación cultural más emblemática de Algemesí, declarada Bien de Interés Cultural y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en diferentes puntos de la geografía valenciana.

No es algo nuevo. Ya en la década de los 90 del siglo pasado se produjo un movimiento de recuperacióna lo largo y ancho de nuestro territorio. Fue entonces cuando surgieron El Ball dels Locos de l'Olleria o Els Negrets de l'Alcúdia, que recobran una tradición que se había perdido. También en esta época, en 1997, nace la Nova Muixeranga de Algemesí de una escisión de la vella, la Muixeranga d'Algemesí, y con un marcado afán de dar a conocer este baile fuera del municipio y de integrar a todos cuantos quisieran participar, dando entrada a las mujeres y atrayendo a los inmigrantes. Este modelo se ha repetido después en las muixerangues de nuevo cuño, según el presidente, Raül Sanxis.

En aquella década arrancó el grupo Els Castellers d'Alcàsser. "No había tradición de muixeranga en el pueblo y sólo duraron dos o tres años", explica Sanxis. A partir de ahí se animan en Sueca, donde se constituye una colla muixeranguera y renace en Gandia, con el grupo La Construcció.

Otro municipio donde el ball de valencians tiene historia, Titaguas, se apunta a este movimiento para reactivar su Mojiganga, que se celebra cada siete años. "En las últimas fiestas mayores, hace seis años, fuimos a ayudarlos. Por primera vez levantaron cuatro pisos y salió una muixeranga de mujeres", explica Sanxis. Paralelamente, se mantienen en Peníscola, el Forcall y Xiva.

En la última década del siglo pasado, y a raíz de tanta actividad, se constituye la Federació de Muixerangues y se organizan los Aplecs. Algemesí comienza a organizar sus Trobades, que traen a estas tierras a las principales colles castelleres de Catalunya, donde han hecho suyo este ball de valencians. La muixeranga se extiende y se populariza y, fruto de todo ello, fue declarada Bien de Interés Cultural en 2010 y el año pasado recibió el reconocimiento de la Unesco, al incluir a la Festa de la Mare de Déu de la Salut en la lista del Patrimonio de la Humanidad.

La muixeranga como símbolo (político o cultural) atrae a nuevos adeptos y "es una herramienta social que favorece la integración". Y así han nacido en los últimos años nuevas colles, de las que la más importante -"por su enorme capital humano", dice Sanxis- es la de Valencia. Nació en Benimaclet, donde no cuajó y saltó al barrio de Sant Marcel·lí, donde sí ha tomado alas aupada por parejas jóvenes y muchos inmigrantes. Sanxis les dio la alternativa el año pasado y otro algemesinense, Toni Alminyana, es su mestre. También en Pego, sin antecedentes, ha comenzado a funcionar una vistosa muixeranga. Carcaixent ha montado la suya, heredera del pasado y la nueva colla surgida en Cullera estudia fusionarse con la muixeranga de Sueca, un poco de capa caída últimamente, informa Sanxis.