Lorena Francés Mansanet es vecina de Simat de la Valldigna a sus 31 años asegura que vive "más días en los que me encuentro mal que en los que estoy bien".

Esta chica tiene esparcida por todo su organismo la silicona que emanó de unas prótesis mamarias de la marca PIP, que se implantó en 2001 años y que se le reventaron años después, causándole muchos problemas que a día de hoy aún sufre.

Lorena es la primera mujer en toda España que ha conseguido llevar ante el juez al fabricante y al distribuidor en España de las prótesis mamarias de silicona de esta marca, que fueron retiradas en el año 2010 después de que la Unión Europea alertara de que estaban elaboradas con un material distinto al que había declarado la propia compañía.

El calvario de la joven de Simat empezó alrededor del 2009, ocho años después de implantarse estas prótesis. Notó que algo no iba bien en su interior. "Fui al médico y me dijo que se me había reventado la prótesis. Me operaron de nuevo y del pecho sólo me sacaron el plástico, la silicona la tenía ya esparcida por todo el organismo y estaba causando estragos en mí", asegura. En el momento en el que empezó a sufrir sus problemas con las prótesis, aún no había saltado a la opinión pública el escándalo de los problemas de salud que causan esas prótesis, y le volvieron a implantar nuevas que, para prolongar su calvario, también resultaron defectuosas. El daño ya estaba hecho. "Mi cuerpo ya ha absorbido la silicona y me salen tumoraciones por todo el organismo. Menos mal que de momento siempre han sido benignos, ¿pero qué pasará cuando sea un tumor maligno?", se cuestiona la mujer.

Asegura que, a pesar de estar en tratamiento, hay días en los que "el dolor es insoportable, porque la silicona me quema por dentro. Noto como si me estuvieran encendiendo con un mechero". Según la joven, para poder curarse "necesito que me abran prácticamente toda". Y es que, según explicó, para quitarse la silicona tienen que rascar en ciertos puntos delicados del cuerpo "porque está adherida a mí, pero no se atreven porque me aseguran que podrían tocarme algún nervio que me provocaría secuelas para toda la vida".

A pesar de ello, Lorena Francés lo único que quiere es "volver a ser como antes, estar bien y poder hacer una vida normal y cuidar a mis hijos", apuntó a este periódico. Es por ello que pide que "si hay algún facultativo que se atreva a operarme yo estoy dispuesta".