La construcción más representativa de la arquitectura civil medieval de la Ribera, la conocida como casa de la Granja o de Sinyent, en Polinyà de Xúquer, amenaza con derrumbarse. Las últimas lluvias han deteriorado aún más su ya frágil estructura y hay riesgo de desplome. Su estado actual es tan preocupante que puede tornarse en irreversible.

El edificio, con 22 hectáreas de tierra de cultivo al lado del Xúquer, lo adquirió hace dos años la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) para instalar su campo de experimentación y, aunque el sindicato ya tiene un proyecto de rehabilitación y es consciente del alto valor histórico, la falta de subvenciones para restauralo —al sindicato le deben ayudas de tres años— ralentizan la actuación.

El lugar fue durante siglos fue el único paso del río entre los puentes de Alzira y Cullera, y Sinyent ya aparece descrito en las crónicas del rey Jaume I.

El técnico de la Generalitat especializado en restauración, Ignacio Matoses, explica que quedan pocas muestras de arquitectura civil gótica en la Ribera por los continuos cambios que han transformado sus edificios y cataloga la casa de Sinyent como un monumento de «indudable valor». Y añade: «Se trata de una construcción que no ha despertado gran interés debido a su desconocimiento, quizás por la ocultación parcial de su estructura original».

Por eso, la casa de Sinyent ha permanecido décadas aislada, ignorada y oculta bajo una amalgama de intervenciones posteriores que han desfigurado su naturaleza. Aunque de origen incierto, los últimos estudios apuntan que la casa estuvo vinculada al paso que cruzaba el Xúquer por Albalat y muy cerca de la confluencia de comunicaciones como la vía Augusta o la Sucronense. Sin embargo, el mayor deterioro de la casa se ha producido en el último siglo hasta alcanzar el estado ruinoso actual por el abandono.

El monumento, según el experto, es el ejemplo arquitectónico más representativo de la edificación gótica civil en la Ribera, igual que los castillos de Corbera y Cullera lo son de arquitectura militar o el monasterio de la Murta y la ermita de Sant Roc de Carcaixent, del ámbito eclesial. Precisamente, la alquería de Sinyent, cuyo edificio más singular fue defensivo, formó parte de un conjunto que dependían del castillo de Corbera. Tras la reconquista, la fortaleza y su término pasaron a manos de distintas familias de nobles aragoneses. Con el paso de las siglos, las riadas del Xúquer, la expulsión de los moriscos y los posteriores procesos de desamortización provocaron su despoblamiento.

El investigador ribereño Salvador Vercher asegura que está documentado el paso de personas, mercancías y ganados en 1263 por esta zona, «lo que reportaba unas ganancias considerables al señorío de Corbera». Y es probable que el edificio de Sinyent fuera el destinado a explotar el privilegio. También está documentado que hubo embarcación en el paso hasta 1494 cuando los condes de Carlet adquieren Albalat, enfrentado en esa época a Sinyent.

La rehabilitación cuesta 2,5 millones

El actual propietario del edificio, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), está dispuesto a detener el deterioro, aunque su presidente, Cristóbal Aguado, asegura que en el momento actual «es prácticamente imposible» porque recuperar la casa costaría unos 2,5 millones. Aguado asegura que han solicitado, sin éxito, ayudas tanto al Consell como a Bruselas. «Tenemos el proyecto preparado para recuperar el edificio cuando sea posible. De momento hemos recuperado el pozo y queremos abrir un museo del agua. Somos la única organización agraria de España con un proyecto de este tipo», señala. c. alós alzira