"¿No es mucho mejor poner una alcachofa fresca en lugar de alguno de los 'ingredientes obligatorios de la paella' congelado?". Esta es la pregunta que ha llevado a Pau, Jordi y Pere Andrés, hermanos y padre, respectivamente, a poner en marcha la iniciativa "365 dies, 365 paelles" en el restaurante El Tresmall de Dénia, una campaña de reivindicación de la cocina autóctona y del arroz hecho con los productos de la tierra.

"Para nosotros, el arroz en paella (contenedor), es paella", explica Pau. "Aquí se hacía con los ingredientes de la temporada, y eso es lo que queremos recuperar", añade. Así que, en parte para contestar a esos puristas que defienden una única forma de hacer paella, con los diez ingredientes "de rigor" más o menos estipulados, pero también como herramienta de promoción, este restaurante de la Marina ha conseguido llegar a cientos de clientes durante todo el año con múltiples recetas. "La idea era también capear la crisis de la mejor manera: ofreciendo un menú más económico y atractivo para nuestros clientes", indica.

Durante esta aventura, no ha habido día sin paella en El Tresmall. Cuando parecía que se terminaban las ideas, ahí estaba el público, mediante las redes sociales, ofreciendo su propia receta, o los mismos proveedores. "A veces venía el verdulero y el pescadero a decirnos: 'mira que vetes més bones', y con eso lo hacíamos", cuenta Pau. Casi siempre salían bien los inventos, aunque también ha habido días en que han tenido que rehacer el menú porque veían que algo no casaba.

Y es que, cada día, durante 365, a la una en punto, Pau colgaba la foto de la paella que habían ideado y que comían primero el personal del restaurante. Ayer, como colofón a esta exitosa campaña, se realizaron de golpe los diez últimos arroces. Los elegidos: uno de perdiz, otro de galeras, de vetas, de "espardenyes", de pulpo con alcachofa, de boquerones, de caracoles, de bacalao con cebolla (típico de la Marina) y de gambas. Más de 200 personas pudieron disfrutar a orillas del mar de estos deliciosos ágapes, que, guste o no, también son dignos merecedores del reconocimiento de todo comensal con buen paladar.