Dos años después del Expediente de Regulación de Empleo que derivó en el cierre de Dimas, SA, los 40 últimos extrabajadores de la histórica textil de Albaida aguardan todavía la llamada que les ha de comunicar cuándo cobrarán los atrasos en las nóminas y el finiquito de despido, cantidades que sumadas superan en algunos casos los 30.000 euros. En ese clima de desconsuelo, la sentencia del Tribunal Supremo aparecida en los últimos días, por la que se condena al extesorero de la empresa a tres años de cárcel tras considerar probado que se apropió de 4 millones de euros de la contabilidad, ha hecho prender un poco más la llama de la indignación entre los afectados por los impagos, que dependen del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) para cobrar.

La familia propietaria de la firma denunció la desaparición de fondos de la caja B tras declararse en suspensión de pagos, en 2009. Juan Salvaor N.N., cuya edad supera los 70 años, tenía plena confianza de los socios de Dimas y manejaba el dinero qe entraba y salía de la empresa, dedicada a la fabricación y comercialización de tejidos desde su fundación, hace cuarenta años. En 2011, la mercantil tuvo que cerrar por falta de liquidez, después de que echar a 80 empleados.

"Esto ha sido un saqueo en toda regla". La mayor parte de los extrabajadores despedidos en el último ERE de Dimas continúa en el paro. A algunos de ellos se les ha agotado la prestación por desempleo a expensas de que el administrador judicial de la firma dé luz verde al pago de las cantidades adeudadas. Miguel, vecino de la Pobla del Duc, es uno de los afectados. Trabajó en la textil durante 38 años. Ahora, Fogasa le adeuda 25.000 euros por dos mensualidades no satisfechas y el finiquito del despido. "La última noticia que nos dieron que de noviembre a febrero comenzarán a pagarnos, pero desconfíamos. Ya son muchas promesas incumplidas y mucho tiempo esperando", afirma. A Juan, que reside en Albaida, el paro se le terminó en abril y junto a su familia está pendiente de una orden de ejecución hipotecaria inminente del banco. "Estamos desesperados. Mi mujer y yo seguimos en el paro. El dinero es una necesidad", afirma.

La empresa descubrió el robo cuando negociaba el pago de 253.000 euros para la instalación de placas fotovoltaicas y carecía de fondos para afrontarlo. El acusado no supo explicar a las víctimas el destino que le dio al dinero, según el auto del Supremo.

"No verán ni un euro"

El responsable de la sección textil en Comisiones Obreras de la Vall d'Albaida, Miguel Ángel Castelló, cree que del dinero que desapareció de la contabilidad de la firma, los exempleados "no verán ni un euro". Para éste, el desvío de fondos en Dimas fue "la gota que colmó el vaso" en la gestión hasta llevar a la empresa a la quiebra. "Ahora la situación es irreversible", sostiene. Dimas es un símbolo de la caída que experimenta el sector, puntero en la localidad en época de bonanza. Los empleados de otra histórica del textil en Albaiza, participaron en dos días de huelga la pasada semana por los retrasos de tres meses que sufren en las nóminas.

Dimas, SA, logró un picó de facturación de 11,5 millones de euros antes de 2007. La suspensión de pagos se produjo unos meses después de la salida de un equipo directivo externo contratado por la familia propietaria para relanzar la empresa y modernizar el grupo que controlaba las marcas Dimas, Fils y Lluna, potenciando las exportaciones. Abandonaron sólo 8 meses después de tomar las riendas por sus diferencias con los propietarios.