El pleno del Ayuntamiento de Burjassot celebrado el pasado martes aprobó por unanimidad una moción para declarar el municipio «pueblo contra el fascismo, el racismo, la homofobia y la xenofobia». La propuesta, presentada por el equipo de gobierno (Compromís, PSOE y EU) a instancias de 39 asociaciones locales, contó con el apoyo del PP. En el documento aprobado, las entidades firmantes muestran su rechazo a todo tipo de violencia y se comprometen a trabajar para «hacer de Burjassot un pueblo solidario y antifascista, donde todas las personas tengan los mismos derechos».

La portavoz del PP, Cristina Subiela, manifestó que su grupo político «comparte la filosofía de la moción» si bien hizo una serie de puntualizaciones. Subiela advirtió que el texto condena los ataques de la extrema derecha, pero lamentó que «no condene las agresiones de la extrema izquierda» y criticó el uso de la expresión «País Valencià, que no reconocemos ni aceptamos» para referirse a la Comunitat Valenciana. La moción también menciona las agresiones y amenazas al alcalde, Jordi Sebastià, y otros vecinos a través de la cuenta de Facebook «No volem un alcalde catalaniste». Según la portavoz popular, «en este foro donde participan más de 600 personas, también hay gente respetuosa».

La diversidad de sensibilidades sociales y políticas retrata los 39 colectivos que elaboraron y rubricaron la declaración institucional aprobada en el pleno. Así, junto con asociaciones de tipo cultural como Bassot, La Constancia y el centro castellano-manchego Ínsula Barataria, participaron en la redacción la Federació de Comerciants, asociaciones vecinales como las 613 Viviendas, Lauri Volpi, Barrio Lucense y Nucli Antic, las AMPA de varios centros escolares, Escola Valenciana, Grup de Dones, la Plataforma en Defensa dels Serveis Públics y partidos políticos.

En la exposición de motivos, las entidades firmantes afirman que «Burjassot siempre ha sido un pueblo en el que han convivido, sin ningún problema, diversas sensibilidades políticas; pero últimamente estamos padeciendo ataques a sedes de partidos y colectivos; agresiones, amenazas mediante foros ultra de redes sociales, ; propaganda racista y xenófoba; concentraciones de neonazis en la plaza del pueblo; pintura azul contra la estatua de Estellés, así como pintadas a diferentes asociaciones culturales del pueblo; denuncias y boicot de actos como el del salón de plenos del ayuntamiento, donde diversas autoridades y colectivos del pueblo estaban leyendo poesía de Estellés».

Tras la aprobación de la propuesta, el alcalde, Jordi Sebastià, agradeció la numerosa participación ciudadana en lo que significa «el triunfo de la iniciativa cívica».