El concejal de Agricultura y Medio Ambiente de Alzira, Enrique Montalvá (PP), exigió ayer al Consell que tome medidas para solucionar la plaga de mosquito tigre y mosca negra que se extiende por la Ribera causando molestias a vecinos y agricultores, según alertó el consistorio alcireño este lunes. Montalvá planteó la posibilidad de que se retomen las fumigaciones aéreas, restringidas en los últimos años por el endurecimiento de la legislación europea en esta materia. «La avioneta ha de fumigar», dijo, sin querer entrar en detalles sobre los métodos a utilizar, «porque eso ya toca a los técnicos», abundó.

No obstante, insistió en que «ahora es el momento de actuar, porque el año que viene el tema se nos puede ir de las manos y hay que hacerlo antes de que sea tarde», al mismo tiempo que envió un mensaje velado a la Generalitat Valenciana al afirmar que «los políticos no estamos para ir a procesiones o cobrar sueldos altos, sino para dar soluciones». El popular pidió apoyo técnico y coordinación al gobierno valenciano ante un problema de índole comarcal: «No podemos actuar individualmente, esto requiere una acción coordinada», sostuvo.

El Ayuntamiento de Alzira ha decidido convocar para el jueves de la semana que viene a alcaldes y concejales de las poblaciones afectadas para que acuerden una serie de medidas conjuntas y las trasladen a las consellerías de Sanidad, Agricultura y Medio Ambiente.

Los sindicatos agrarios también han alertado de que la expansión del mosquito tigre es algo más serio de lo que parece. El secretario comarcal de la Unió en la Ribera Alta, José Carlos Martínez, advirtió de que «nos encontramos ante un problema y grande» y lamentó que hasta ahora éste «no haya sido tratado». «Nosotros en Alberic nos tenemos que flitar (sic) y aún así se nos comen», comentó. Asimismo, Martínez denunció que desde que Medio Ambiente no realiza tratamientos fitosanitarios aéreos con frecuencia, el labrador tiene un gasto añadido porque ahora se deben realizar individualmente. «Muchos no los quieren hacer porque les reporta un gasto importante y acaban perjudicando al vecino, porque si yo tiro y el de al lado no, me quedo igual», lamentó el líder sindical.

El problema de las picaduras se extiende a la zona de la Ribera Baixa, cuya superficie está cubierta mayoritariamente por arrozales. El alcalde de Sueca, Salvador Campillo, confirmó que en su municipio, donde abundan los humedales, también se está sufriendo la presencia del mosquito y la mosca negra: «Yo salgo a correr por el campo y vuelvo siempre con alguna picadura; no sabemos de dónde salen esos bichos». «Hemos hecho tratamientos contra otras plagas», indicó el primer edil suecano, «y ya no sabemos qué más hacer».

En la vecina Riola, los vecinos comentaban que a partir de las siete de la tarde ya no se puede estar en la piscina por la molesta presencia de estos insectos. La misma situación se repite, por ejemplo, en el campo de fútbol. Durante el campeonato de fútbol sala de las fiestas celebradas recientemente, algunos jugadores se quejaron de que acabaron llenos de mordeduras, especialmente en el primer partido de cada jornada, sobre las 8.30 de la mañana.

Voces autorizadas en materia de plaguicidas, pertenecientes a la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) y consultadas ayer por este periódico, recordaron que los tratamientos fitosanitarios aéreos están prohibidos por la legislación ambiental europea vigente y sólo se permiten en casos excepcionales, cuando no existe otra alternativa eficazmente probada para combatir una determinada plaga. De hecho, indican que este año se ha realizado sólo una actuación en ese sentido contra el hongo de la Pyricularia en el arroz «y ha sido algo excepcional».

Los técnicos relacionan la mayor proliferación de mosquitos y otros insectos como consecuencia de la desaparición de los tratamientos aéreos para combatir la mosca del mediterráneo -Ceratitis capitata-.