Los vecinos de la urbanización Edeta de Llíria viven rodeados de aguas fecales tras las últimas lluvias. Los residentes llevan casi dos años esperando la finalización de unas obras de urbanización que debían durar 2 meses y que ya llevan dos años. El Movimiento Vecinal de Camp de Túria (MOVE) denuncia que ni el ayuntamiento ni el agente urbanizador solucionan esta situación que, según el partido vecinal, afecta a la calidad de vida de los propietarios de las viviendas, "dado que no pueden acceder a sus domicilios con vehículos, carritos o sillas de ruedas".

Manoli, una de las vecinas de Edeta, afirma que esta obra se ha convertido en una pesadilla. "La pasada semana en dos ocasiones, debido a las fuertes lluvias, su parcela y mi casa se han visto totalmente anegadas de agua, barro y, peor aún, aguas fecales, que venían rebosando desde el colector de aguas pluviales que se encuentra justo delante de mi vivienda".

La residente señala que el recién estrenado pozo de recogida de pluviales, en lugar de absorber el agua de lluvia, expulsaba hacia la calle y su parcela las aguas fecales procedentes del colector general desde la urbanización Chelardo.

"No contentos con habernos obligado a pagar unas cuotas de 2.000 euros al mes para urbanizar, ahora resulta que la obra que están haciendo nos está amargando la vida". Además de su cuota de urbanización, esta vecina también ha tenido que invertir en una bomba para poder evacuar sus aguas residuales una vez esté conectado el alcantarillado, pues el colector general no está situado a una profundidad suficiente para poder recoger las aguas por gravedad.

Fina es otra vecina que denuncia que sus padres no pueden acceder a su vivienda, debido a que la construcción de la acera forma un escalón de más de 40 centímetros en la puerta. También se le acumula el agua de lluvia. Un error del topógrafo parece ser, del que nadie se responsabiliza y ni da solución.

Mala ejecución de los trabajos

Vallas derrumbadas y jardines particulares destrozados, tapas de alcantarillado nuevas y rotas por la propia maquinaria de la obra, agujeros en el asfalto recién puesto: todos los destrozos y la mala ejecución de la obra, dicen, "se verán y solucionarán al final de la obra". Según MOVE, el problema es que el final de la obra no llega y los vecinos pierden la paciencia.