La Policía de Paterna sabe que cuando hay un aviso de localización de alguna culebra que repta por suelta por las zonas urbanas no tiene más que descolgar el teléfono y llamar a Carlos Martínez, un vecino de la Canyada que lleva dieciséis años colaborando con los agentes para capturar con vida estos reptiles y reintegrarlos a sus hábitats. La última misión de Carlos, biólogo y apasionado de los animales pero que ejerce de comercial, se produjo esta misma semana cuando fue requerido por la Policía Local para atrapar una culebra de Montpellier o bastarda ("Malpolon monspessulanus") de más de de metro y medio de longitud en la avenida Europa de Paterna. Unos vecinos alertaron a una patrulla de agentes de la presencia de un reptil de grandes dimensiones en la calle y tras comprobar su veracidad llamaron a Carlos, al que conocen por su trabajo desinteresado no solo en Paterna, sino en otros municipios como l'Eliana, Bétera, Montroi o Valencia.

"Tienen mi teléfono desde hace 16 años. Todo empezó cuando un policía abatió una serpiente y desde entonces me ofrecí a colaborar con ellos para capturar culebras y animales exóticos, incluso erizos, lagartos e iguanas", detalla este biólogo amante de todo tipo de animales y experto en reptiles. Siempre que puede y se lo permite su trabajo en un concesionario, Carlos Martínez no duda en ayudar a la policía o a cualquier vecino que le pida ayuda. De hecho, según sus cálculos, contabiliza casi un centenar de capturas, sobre todo de culebras bastardas. "El animal no es culpable y lo último que hay que hacer es matarlo. La gente les tiene miedo, pero las culebras son el mejor gato que uno pueda tener en una casa porque nos libera de ratas y las ves una o dos veces en tres o cuatro años", explicó. Tras recibir el último aviso, Carlos Martínez acudió a la avenida Europa, donde detectó al animal "un tanto desorientado debido al sol y en actitud muy agresiva". Sin temor y con la destreza acumulada tras muchos años de experiencia, Martínez procedió a su captura valiéndose únicamente de un guante y una camiseta, ya que no tenía ninguna caja. Con la ropa improvisó un hueco para que metiera la cabeza. "El truco es inmovilizar la cabeza y dejar que enrosque su cuerpo en el brazo",.

Al no disponer de un lugar apropiado en el que guardar el animal, los agentes acompañaron a Carlos a una zona de pinada del antiguo campo de tiro y militar para liberarla en un entorno adecuado. Indica que "pese al temor que puede provocar una culebra como esta, se trata de un aliado de las personas a las que raramente atacará salvo que se vea acorralada, y sin embargo es cazadora de todo tipo de roedores", insistió. Se trataba de un ejemplar venenoso, aunque sólo puede causar envenenamientos leves.