La Policía Local de Sagunt ha dado parte al juzgado de las numerosas quejas vecinales que reciben a diario por la presencia de un hombre de Europa del Este que pasea desnudo por el casco urbano del Port desde hace aproximadamente un mes. Aunque tanto los agentes locales como nacionales se han dirigido a él en numerosas ocasiones, pidiéndole que se vistiera, ayer mismo se recibieron varias llamadas en la comisaría alertando de que caminaba de nuevo sin ropa, aunque también fue visto tapándose únicamente con «una cortinilla» o una toalla, según varios testigos.

Tras más de una docena de intervenciones de este tipo, desde la Policía Local se enviaron unas diligencias al Juzgado para pedir que valore un internamiento no voluntario, una posibilidad contemplada en el Código Civil y que puede decidir el juez, tras pedir un informe médico al forense.

El edil de Policía, Paco Villar, precisaba que este trámite se hizo antes de que este diario informara del caso, «al ver que el hombre no atiende a los muchos requerimientos que se le hacen». Fuentes policiales explicaron a este diario que, como el Código Penal no castiga estos comportamientos, los agentes locales y nacionales se ven en la imposibilidad de detenerlo por ello, pues sólo se sanciona el exhibicionismo y la provocación sexual; algo en lo que, según apuntan, este hombre no incurre. Además, aunque hubiera una ordenanza municipal que prohibiera caminar por la calle desnudo y contemplara sanciones, en medios policiales se aseguraba que se trata de una persona insolvente, sin domicilio fijo ni familia conocida en la provincia. «¡Le hemos ofrecido el contacto con los Servicios Sociales municipales, billetes para ir a un albergue a Valencia y hasta lo hemos llevado al hospital, pero no ha habido forma!», decían.

Empezó sin camiseta

Al principio, las llamadas recibidas en la policía local sobre este hombre aseguraban que iba sin camiseta. Luego, que poco a poco, se quitaba la ropa en plena calle. Ahora, muchas veces va desnudo, sobre todo por las tardes, y ha llegado a hacer algunas fechorías: Desde entrar en una heladería, servirse un helado e irse sin pagar a beberse de repente la cerveza que tomaba un vecino en la terraza de un bar e irse o romper el espejo de un coche. Por esto último se le llegó a detener, pero los casos anteriores acabaron sin consecuencias al tenerse hasta dudas de si se podían considerar faltas.