El Cap Prim Segon llegó ayer al puerto de Xàbia con apenas 15 kilos de cigala. Pero llevaba a bordo un hallazgo extraordinario. Atrapó en sus redes seis fragmentos del esqueleto de una ballena que debió medir unos 30 metros. Allí, en la cubierta del arrastrero, estaban parte del cráneo, una mandíbula de unos 4 metros y varias vértebras. A los numerosos curiosos que acudieron al puerto les sorprendió el tamaño de estos trozos de osamenta. Entendieron por qué esta ballena, de la especie rorcual común, es el segundo animal más grande del planeta por detrás del rorcual azul.

Hace ahora un año el Cap Prim ya recuperó otras cinco piezas del esqueleto de un rorcual. Amadeu Ros, el patrón de este arrastrero, las guarda en su casa.

Este marinero explicó que el hallazgo de ayer se produjo cuando faenaban al nordeste del Cap de Sant Antoni y a unos 15 millas de la costa. Los huesos del cetáceo rompieron las redes. Este barco suele pescar entre 30 y 40 kilos de gamba y cigala. Ayer se quedó en la mitad.

La grúa del barco izó el cráneo ante el asombro de los curiosos. «Es enorme», comentaban. Luego los tres tripulantes del Cap Prim (Amadeu Ros, Batit Ros y Vicent Català) necesitaron ayuda para bajar a tierra el trozo de mandíbula. Lo hicieron a pulso.

No es la primera vez que un día cualquiera de pesca acaba para el Cap Prim con un hallazgo sorprendente. Este barco ha recuperado del fondo del mar restos del fuselaje de un avión alemán de la Segunda Guerra Mundial (otro pesquero de Xàbia, el Faro II, recogió en sus redes la carlinga). También ha enganchado con su aparejo ordenadores, hamacas y hasta un bolso que llevaba la documentación de su dueña. Pero, sin duda, la «captura» más increíble se produjo en 1991. El Cap Prim Primer, que también tenía de patrón a Amadeu Ros, atrapó en sus redes un submarino Galerna de la Armada española.