El doctor Sebastián Crespí, jefe del Servicio de Análisis Clínicos y Biología Molecular de Policlínica Miramar, en Palma de Mallorca, dijo ayer que espera que el brote de legionela que en 2012 provocó 42 contagios en Calp (fallecieron 6 personas) sirva de lección para establecer "nuevas normas para la construcción de piscinas de hidroterapia". Este experto participa en Melbourne en la octava Conferencia Internacional sobre Legionela. Recordó que el brote de Calp duró ocho meses (entre noviembre y junio) y fue el primero que se originó en un spa, en concreto en unas "cavidades ocultas" donde había agua estancada. Crespí incidió en que la bacteria suele localizarse en sistemas de refrigeración de hoteles u hospitales. La epidemia de Calp, que obligó a cerrar el hotel para reconstruir la piscina de hidroterapia y cambiar todas sus tuberías, fue, en este sentido, una novedad.

El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) colaboró con la conselleria de Sanidad en detectar el foco. Los primeros contagios (25) se produjeron entre finales de noviembre de 2011 y enero. Afectaron a jubilados, sobre todo británicos, que pasaban sus vacaciones en este hotel. El ECDC reveló que seis infectados fallecieron. En mayo, se produjo otro episodio de contagio. Y en junio otros 17 turistas contrajeron la enfermedad.