El puerto de Dénia no se explica sin el comercio de la pasa, que vivió su época de esplendor entre 1850 y 1914. Los tiempos han cambiado y ahora el turismo es el motor de todo. Pero la pasa, aunque sea de forma testimonial, volverá ahora a un puerto que tiene un muelle que se llama, precisamente, el Moll de la Pansa. La junta vecinal de Jesús Pobre, que impulsa la declaración de l'escaldà del raïm como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial, ha entregado a la naviera Baleària 300 bolsitas ("grapats", como las describió el alcalde, Javier Scotto) de pansa. Son el resultado de l'escaldà que se realizó en el gran riurau de Jesús Pobre en septiembre. Baleària las regalará a los pasajeros que utilicen el barco solar La Panseta y a los viajeros que embarquen rumbo a las Balears o regresen a Dénia. La iniciativa es modesta, pero está muy en consonancia con la gran historia de Dénia y de la pasa. "Este producto agrícola es uno de los nexos de la comarca, une el interior y la costa. Y una consecuencia de su comercio fue el puerto", explicó Josep Vicent Mascarell, de la Fundació Baleària.