El cura de Beniparrell ya está fuera de la parroquia. De la de Santa Bárbara y de la de San Carlos Borromeo de Albal, donde ejercía y vivía. Fuentes del Arzobispado confirmaron ayer a Levante-EMV que el sacerdote, el mismo que colgó de los nichos la deuda de cada familia con el cementerio y amenazó con no rezar por los difuntos, había sido relevado de sus funciones en la noche del miércoles y que, de momento, se quedaba sin destino parroquial.

La noticia no es nueva para los feligreses de Beniparrell, con los que el sacerdote ha protagonizado numerosos desencuentros, puesto que fue el propio párroco el que anunció su marcha en la eucaristía de Todos los Santos. El pastor no dio motivos ni explicaciones, únicamente comunicó durante la homilía que abandonaba su misión en la localidad y "que ya enviarían a otro cura", según contaron algunos de los asistentes a ese oficio religioso.

Meses antes, en junio, también dijo a los fieles que dejaría la parroquia, aunque en aquella ocasión fue algo más brusco. "Ya habéis conseguido lo que queríais -aseguran que espetó a la feligresía durante una misa-. Queríais que me fuese y me voy, así que ya estaréis contentos". Sin embargo, pese a que él mismo informó de su salida de la parroquia y la fijó para septiembre, el relevo nunca llegó a producirse.

El viernes de la semana pasada los fieles creyeron que las palabras del sacerdote eran "una bravuconada más", pero cuando el lunes no apareció por la iglesia, el martes tampoco, y el miércoles siguió sin dar señales de vida, los vecinos empezaron a sospechar que tal vez en esta ocasión "tenía razón". Como finalmente ha sido.

Protestas desde los dos pueblos

El relevo del cura había sido solicitado durante meses de muchas y diversas maneras. Hubo quejas personales, protestas de colectivos, recogidas de firmas entre vecinos e incluso llegaron a intervenir los alcaldes de los dos municipios en los que ejercía como párroco: Beniparrell y Albal. El mandatario de esta última localidad se entrevistó hace semanas con el vicario episcopal y le reclamó que apartasen al sacerdote por las continuas quejas de la ciudadanía y por su presunta relación con el asalto a una anciana del pueblo, hecho por el que la Guardia Civil llegó a interrogar al pastor.

El alcalde de Beniparrell, por su parte, mantuvo un encuentro hace unos días con el arzobispo, Carlos Osoro, al que le expuso la situación de crispación que se vivía en la localidad por las actuaciones del sacerdote . El conflicto venía de largo aunque acabó de estallar el pasado mes de julio. En la víspera de la Virgen del Carmen, el párroco colgó de los nichos del cementerio las deudas que cada familia tenía con el camposanto. Los feligreses no se negaban a pagar, pero exigían que se les garantizase que el dinero iría a parar a las obras del recinto mortuorio.

En octubre amenazó a los fieles con no rezar por los difuntos cuyos parientes no pagasen las cuotas y repartió, presuntamente, notificaciones entre los morosos exigiéndoles el abono de los recibos. En la misiva se usó el nombre y logotipo de la empresa encargada de la recaudación municipal y la firma presentó una denuncia ante la Policía Nacional.