La frase es ambigua, pero hasta el propio Ayuntamiento de Alzira cuestiona ahora el emplazamiento elegido para la construcción del centro comercial de Vilella. Así se desprende del convenio firmado con los dos propietarios del sector, el Sareb o banco malo que ha asumido los activos tóxicos de Bankia y el complejo deportivo Tenisquash, que el gobierno municipal aprobó ayer y por el que el consistorio aparca la gestión directa como fórmula para poder acabar las obras de urbanización y divide el PAI en dos unidades para facilitar que cada propietario «pueda ejectuar las obras en el momento en que así lo considere» sin tener que depender del otro.

Todos los implicados exponen en el convenio que la abundante oferta para implantar usos comerciales existente en la Ribera, «así como las condiciones desfavorables del centro comercial proyectado en cuanto a su ubicación y accesibilidad, hacen actualmente inviable la promoción del centro comercial en los términos en los que el proyecto fue configurado e iniciado». El convenio señala que el centro se encuentra en una situación de inviabilidad que exige «una reconsideración en su conjunto» y, por otra parte, para dar solución a este bloqueo, el ayuntamiento se compromete a trabajar con el Sareb «para reconfigurar la ordenación del sector en condiciones que, sirviendo al interés general, permitan hallar el marco viable que actualmente no existe para el desarrollo futuro de la parcela comercial».