Un joven de 24 años y su padre, de 59, vecinos de Gestalgar, llevaban años expoliando yacimientos arqueológicos en la Sierra de Chiva, algunos de ellos inéditos y que ellos mismos descubrieron, por el mero placer de coleccionar piezas arqueológicas de distintas épocas, desde la Prehistoria hasta la ocupación romana, pasando por el pueblo íbero. Su finalidad no era vender las piezas de incalculable valor, sino con el tiempo montar un museo en su propio municipio, según argumentaron tras ser imputados por la Guardia Civil.

Gracias a la «Operación Sertorius», llevada a cabo por la Guardia Civil de Chiva, se han podido recuperar más de 2.000 piezas arqueológicas, y los acusados causaron daños valorados en unos 120.000 euros. Entre las piezas más valiosas figuran varias puntas de flechas de sílex del Neolítico, monedas de la época Romana y de Jaime I el Conquistador. Asimismo, en los dos registros efectuados por los investigadores se encontraron también piezas de cerámica estampillada, molinos prehistóricos, ornamentación medieval y cartuchería de las guerras carlistas. Todas estas piezas se entregarán ahora a la Conselleria de Cultura para su catalogación.

Las investigaciones se iniciaron en el mes de octubre, con la colaboración de los Grupos Roca que vigilan los campos, después de que un agricultor alertara de la presencia sospechosa de un joven con lo que parecía ser un detector de metales. El «modus operandi» del detenido y su padre, que ha sido imputado, consistía en ir de noche o los fines de semana con una motocicleta por la zona rural de Bugarra, Gestalgar, Chiva y Pedralba, y de forma disimulada ir rastreando posibles yacimientos con el detector de metales, que también ha sido intervenido. Posteriormente, una vez localizados volvían y realizaban pequeñas excavaciones en el subsuelo.

«Estamos ante la operación más importante de recuperación del patrimonio histórico en la Comunitat desde 2001», destacó la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Paula Sánchez de León, quien insistió en el valor que tiene la misma ya que se han descubierto media docena de yacimientos inéditos.

«Los acusados empezaron como un hobby pero con el tiempo se habían profesionalizado y tenían pensado donar las piezas al ayuntamiento para montar una especie de museo, ya que no tenían un ánimo económico», aclaró a los medios el teniente responsable de la investigación. «Se documentaban muy bien y tenían estudiado el terreno palmo a palmo, que abarca unas 5.500 hectáreas de zona montañosa y de complicado acceso», añadió.

Una de las piezas expuestas, que corresponde a una pila funeraria romana, llevaba más de dos décadas en la casa de la cultura del municipio tras ser encontrada por un agricultor en el campo.