Si el Consell decide finalmente llevar a cabo la ampliación del parque industrial Juan Carlos I de Almussafes, ésta se hará por fases en función de la demanda real de suelo y no se abordará la ejecución de todo el proyecto de golpe. Así lo ha desvelado esta semana la edila de Industria de la localidad, Mª Carmen Santos Juanes (PP), a Levante-EMV después de que ayuntamiento y Generalitat Valenciana hayan acordado la creación de un registro de firmas interesadas en la adquisición de parcelas que servirá como referencia para poner en marcha el ensanche del actual polígono de Ford.

De esta forma, si por ejemplo una empresa necesita 10.000 metros cuadrados, se urbanizará sólo esa superficie y se descarta ejecutar toda la actuación de una sola vez. Es decir, las ampliaciones se harán a medida frente a las grandes planificaciones del pasado, cuando primero se construía y después se vendía el terreno.

«Se trata de ser efectivos porque crear un suelo industrial para dejarlo a la espera de ver si alguien se instala no tiene sentido», ha señalado a este diario Jaime Llinares, responsable de Promoción Industrial del Sepiva. Llinares recuerda que en estos momentos la Generalitat Valenciana ya dispone de parcelas «preparadas en caso de una demanda rápida», como sucede en los parques de Alcalà de Xivert, Utiel, Tibi, Xixona y Sagunt.

«Lógica empresarial»

La nueva forma de proceder «responde a una lógica empresarial», sostiene Llinares. Aunque, según fuentes municipales consultadas, también a la falta de recursos de la Generalitat Valenciana, que en estos momentos no cuenta con la disponibilidad económica para afrontar la construcción de infraestructuras de este calibre.

Por otra parte, añaden desde el Sepiva que lo que se pretende es evitar la creación de nuevas zonas industriales desiertas, como se ha dado en otros puntos. En la comarca de la Ribera existen numerosos ejemplos de espacios destinados a la instalación de empresas que siguen a la espera de ser ocupados, como el polígono del Pla de Alzira y otros ubicados en localidades más pequeñas, como el de Llaurí, que pese a estar junto a la AP-7 ni siquiera en la época del boom logró atraer a nuevas empresas.