Este domingo se cumple un año de la tragedia que le costó la vida al joven José Luis Martínez Alemany, un camionero de Oliva de 25 años que falleció, en extrañas circunstancias, en el aeropuerto romano de Ciampino.

Aquel día Martínez, que estaba casado y tenía un hijo de apenas siete meses, decidió regresar a España tras dejar el camión en Roma, pero cometió un error e intentó subir a un avión con destino a la ciudad de Bari (Italia). La azafata trató de explicarle que la aeronave con destino a Madrid era otra, pero aquello derivó en una situación tensa que acabó costándole la vida.

Inicialmente la Fiscalía italiana que estudió este suceso señaló, basándose en la primera autopsia realizada al cadáver, que José Luis murió «por causas naturales» debido a su estado de alto nerviosismo, pero la familia nunca aceptó esa versión y encargó un segundo estudio forense que contradice el primero.

Según el análisis toxicológico, en la sangre del joven olivense no se han encontrado sustancias que indiquen que hubiese consumido drogas y, aún más importante, apunta a que fueron los fármacos que se le suminstraron en el aeropuerto romano los que pudieron acabar con su vida.

Cando José Luis llegó al pie del avión con destino a Bari estaba algo nervioso porque pensó que podía perder el vuelo. Eso hizo que se aferrara a la barandilla de la escalera, negándose a irse de allí y buscar el avión que iba a Madrid, obviamente porque no entendió el mensaje que trataba de transmitirle la azafata. El joven olivense no entendía ni el italiano ni el inglés.

Ante esa situación, la operaria llamó a la policía del aeropuerto, que tampoco logró calmar al camionero olivense. Allí mismo lo esposó y lo retuvo sobre la pista mientras personal sanitario, un médico y un enfermero, le suministraba una dosis de «válium» y «talofen». Esos fármacos son los que, según apunta el análisis toxicológico encargado por la familia, podrían haberle causado la muerte.

El informe, firmado por el médico forense Stefano de Pasquale, señala que los médicos del aeropuerto «actuaron sin precauciones, sin informarse sobre las condiciones del paciente y sin efectuar un diagnóstico que demostrase la necesidad de la intervención terapéutica». En su opinión, no solo eso fue un error, sino también el hecho de haber inyectado el «válium« y el «talofen» en la pista de un aeropuerto, «en una situación de confusión, mientras los agentes sujetaban a José Luis Martínez y lo mantenían esposado sin llevarlo a la enfermería».

Médico y enfermero se fueron

Para colmo, después de la inyección no se trasaldó al hombre a una enfermería ni se hizo un seguimiento de sus constantes vitales, dado que «el médico y el enfermero se alejaron de él», lo que imposibilitó que recibiera asistencia inmediata cuando primero perdió el conocimiento y después falleciera.

Respecto a la causa última de la muerte, el médico forense no duda en señalar que su informe «confirma que el fallecimiento debe asociarse a una depresión aguda del sistema nervioso central causada por el suministro de válium y talofen». El informe se adjuntará a la causa judicial que se abrió el Roma el mismo día 17 de noviembre de 2012 y que, un año después, sigue en fase de investigación.

El informe apunta a una «negligencia» de sanitarios y policías

En lentitud, la justicia italiana se le parece mucho a la española, pero la familia del joven olivense que murió en Roma está dispuesta a exigir responsabilidades por lo que, a la vista del informe que ahora se ha revelado, podría haber sido una «conducta imprudente y negligente» de los médicos que atendieron a José Luis y le inyectaron fármacos cuando hay testigos que señalan que, en el aeropuerto, no estaba tan nervioso como se pretende hacer creer.

A un año del suceso, la Fiscalía de Roma todavía no ha concluido la fase de investigación, en la que la familia de José Luis está desde el primer momento porque nunca creyó en la versión de que había perecido sólo a causa del nerviosismo.

A la vista de este segundo informe toxicológico, los allegados del camionero esperan que un juez abra proceso para determinar si hubo negligencia en el trato que recibió en el aeropuerto y si de ello se derivan responsabilidades. «Ya hace un año, pero la familia espera que, cueste lo que cueste, se sepa toda la verdad», señaló el viernes a este periódico Anna, su viuda.