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Un empresario de Guadalajara compra los terrenos donde se iba a ubicar la central térmica de Catadau

El industrial destinará las tierras, que llevaban más de una década abandonadas, a uso agrícola

La multinacional InterGen, que hace 13 años planteó la construcción de una central de ciclo combinado entre Catadau y Carlet, ya no es la propietaria de las tierras que adquirió para construir aquella polémica infraestructura.

El Ayuntamiento de Catadau acaba de tener constancia de que la empresa norteamericana se ha desprendido de los terrenos agrícolas que llevaban ya más de una década en estado de abandono y que estaban a la venta a través de una empresa de consultoría.

El nuevo propietario de los terrenos, unas 500 hanegadas, reside en Guadalajara y aunque no se ha desvelado el montante de la operación, éste no ha sido muy elevado porque los terrenos estaban abandonados y la multinacional ya no tenía intención de utilizarlos porque hace años que desistió de su proyecto ante el rechazo que generó en los municipios afectados y la comarca. A ello se une que el precio del suelo ha caído por la crisis económica. Fuentes conocedoras señalaron que ha sido una operación ventajosa para el comprador.

Preguntado ayer, el alcalde de Catadau, Pedro Juan Bisbal, confirmó que conocía la venta de los terrenos y aseguró que el consistorio ha contactado con el nuevo propietario para conocer sus intenciones. Según Bisbal, éste les ha asegurado que su objetivo es transformarlos de nuevo para el aprovechamiento agrícola.

La multinacional InterGen, que tiene varias plantas de ciclo combinado por el mundo, empezó a adquirir a principios de la pasada década gran parte de los campos de cultivo donde se había previsto el emplazamiento de la central. Llegó a controlar más del 70% de las que necesitaba, unos 150.000 metros cuadrados de parcelas donde se cultivaban cítricos y melocotones, según dijeron. Pero, la paralización del proyecto abocó al descuido de los campos. Incluso hace unos años este diario se hizo eco de la queja de algunos propietarios de campos colindantes por el estado en el que se encontraban estos terrenos, que fomentaban la proliferación de plagas.

El proyecto llegó a disponer de declaración de impacto ambiental favorable, concedido en junio de 2003 . Sin embargo, el proyecto recibió más de 25.000 alegaciones en contra y provocó una importante movilización. La gran oposición vecinal llevó a todos los grupos parlamentarios en las Corts Valencianes, incluido el PP, a posicionarse en contra de la construcción de la central térmica de ciclo combinado.

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