Simat de la Valldigna ha vivido estas navidades una de esas casualidades que pocas veces se dan en la vida. Tere Sancho, una vecina de 65 años, ha sido agraciada con dos cestas en dos sorteos que nada tenían que ver entre ellos.

La primera de ellas fue la del colegio de uno de sus nietos. El regalo iba cargado con todo tipo de charcutería ibérica: jamón, salchichón, lomo embuchado, etc. «Tenían que vender doce papeletas cada uno y mi marido y yo nos quedamos todas las del niño para que el pobre no tuviera que ir por ahí vendiéndolas», narraba la mujer a este periódico. En total fueron 24 euros los que gastó en esta rifa en la que finalmente fueron agraciados ella y su marido. «Que bien invertidos estuvieron porque está todo riquísimo», aseguraba la mujer.

Pero aún quedaban sorpresas por llegarle. Tere fue agraciada también con la gran cesta de los comerciantes del municipio. Una veintena de establecimientos participaban en la iniciativa y cada uno de ellos con un producto, lote o servicio distinto.

El consistorio, por su parte, ofrecía un vale de 250 euros a gastar en establecimientos de Simat. Por cada compra superior a 10 euros, los comerciantes ofrecían una papeleta. Tere selló la suya en la carnicería Olegario. Cuando terminó la campaña se juntaron todas, se metieron en un saco y se llevaron ante la puerta del ayuntamiento. Una mano inocente sacó la papeleta y la agraciada fue, de nuevo Tere Sancho. «Llamaron a la puerta y me dijeron que fuera al ayuntamiento que tenían una sorpresa. Cuando llegué allí me dijeron que era la ganadora ¡qué alegría me llevé!», narra la mujer.