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Una central eléctrica protegida de Manises está en ruina por los expolios

El conjunto edificado junto al antiguo molino de Daroqui fue propuesto para ser Bien de Relevancia Local en 2012

Una central eléctrica protegida de Manises está en ruina por los expolios Las naves que formaban parte de la central, en estado de abandono.

La protección municipal que en el año 2012 otorgó el ayuntamiento a la antigua minicentral eléctrica de Manises no ha evitado su grave deterioro. El pequeño complejo, conocido también como el «Salt del Moro» y ejemplo de la arquitectura industrial con finalidad de producción energética, es hoy un edificio sin cubiertas, donde se han expoliado sus carpinterías y parte de sus azulejos, y que incluso presenta signos de sufrir actualmente una ocupación irregular.

La minicentral se levantó junto al antiguo molino hidráulico Daroqui construido a mediados del siglo XIX para aprovechar el agua de la acequia de Quart. Formaba parte de las infraestructuras que la empresa valenciana Volta construyó en l'Horta para proporcionar suministro energético.

La central constaba de tres naves paralelas adosadas con cubierta a dos aguas de placas onduladas de chapa metálica. Sus muros estuvieron recubiertos de azulejos cerámicos de Manises con motivos de flores, de los que todavía se conservan gran parte. El edificio estuvo en funcionamiento al menos hasta el año 2000 y prácticamente hasta 2010 se mantenía en relativo buen estado.

Desde 2005, formaba parte del plan parcial del sector 2 de Manises, que no se ha desarrollado, en el que el consistorio le otorgó uso futuro dotacional, posiblemente un aula de naturaleza, para aprovechar la proximidad con el parque natural del río Túria. Y en 2012, formó parte de un paquete de edificios que el consistorio de Manises quería que fueran declarados Bien de Relevancia Local, para lo que inició el expediente. Aunque todavía no está concluido, la legislación establece su protección desde el acuerdo. Fuentes municipales indican que fue propiedad de Iberdrola hasta hace un tiempo cuando la compañía lo vendió a una empresa de Bilbao.

En los últimos cuatro años, el deterioro se ha acelerado con constantes expolios, robos, destrozos o accesos irregulares, ya que carece de un cercado que impida la entrada indiscriminada. Como en esta central eléctrica de Daroqui, la crisis ha incidido de forma feroz en otros tantos ejemplos del patrimonio arquitectónico de todo tipo en la comarca porque ha multiplicado los robos y expolios, ha paralizado los planeamientos urbanísticos que hubieran puesto en valor estos edificios.

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