Las excavaciones arqueológicas emprendidas en la cara sur del hotel Mont Sant han desvelado la existencia de una vasta colección de elementos valiosísimos que permiten refutar la idea sostenida por los historiadores de que bajo el subsuelo del complejo se conservan los restos del antiguo templo cisterciense que fue Mont Sant. La primera fase de los trabajos, ya culminada, ha alumbrado de las ruinas la estructura del altar, el pavimento y otras porciones de la iglesia neoclásica del monasterio, reconstruida a finales del siglo XVIII sobre la base de anteriores reformas. Los indicios surgidos hasta la fecha conducen al equipo de arqueólogos encargado de la actuación, dirigido por Emili Moscardó Sabater, a dar prácticamente por sentado que, en futuras intervenciones, podrían ser rescatados los vestigios de la estructura primigenia de la iglesia, levantada a comienzos del XIV. En estas dos últimas semanas, los profesionales también han extraído de la tierra múltiples piezas cerámicas decorativas y elementos recuperables de sillería, así como los nervios y claves que conformaban las bóvedas góticas pertenecientes a la galería septentrional del claustro del recinto monástico en un satisfactorio estado de conservación.

Por delante queda ahora un largo trabajo de inventariado del material descubierto e investigación para determinar con precisión la época a la que pertenece cada hallazgo (hay elementos barrocos y se cree también que renacentistas), un proceso que permitirá arrojar luz y revelar nuevos detalles sobre la historia de este emblemático enclave del patrimonio setabense.

Del monasterio de Santa María Magdalena de la Aljama de Mont Sant se conservan aún algunas de sus dependencias. No en vano, el refectorio corresponde al actual comedor del hotel. En 2013, dos hallazgos la puerta que daba acceso a dicha estancia, que aún conserva algunos de los relieves de la reforma llevada a cabo en el siglo XVI, así como la pila utilizada para asearse antes de las comidas y la puerta de acceso a la iglesia.