La Conselleria de Educación ha ordenado finalmente la escolarización de un menor que reside con su madre en Sollana y que acumula 21 días sin ir a clase.

El chico estaba matriculado en un colegio público de Torrent, pero la madre, con la que ahora convive, reside en la Ribera Baixa y carece de medios para desplazarse hasta esta ciudad todos los días para llevar al menor a clase.

Sin embargo, el padre del joven no firmaba para que se produjera el cambio de centro, lo que mantenía al niño, de 11 años, sin acudir a clase ya que para efectuar el traslado de matrícula con el curso iniciado era preceptiva la firma de los dos progenitores por orden de la Conselleria de Educación.

Sin embargo, según explicó ayer la mujer, finalmente la autoridad educativa ha determinado el cambio de colegio pese a que el progenitor no ha firmado, siempre según la versión materna, que asegura que no ha sido posible localizar al padre durante este tiempo.

En esos casos, con una firma es suficiente, según recoge la legislación educativa, de la que la propia consellera, María José Català, informó el viernes. Ahora, Andrea y su hijo, sólo tienen que dejar pasar un plazo de cinco días, por lo que el menor podrá comenzar las clases en Sollana el viernes.