Serafín Castellano, tras la reunión de coordinación de esta mañana en la zona afectada, ha explicado que en el incendio que se originó ayer por la tarde en el Montgó "ya no hay llama" y que los trabajos de los medios aéreos y terrestres se centran ahora en "sellar y enfriar el perímetro".

El conseller de Gobernación ha anunciado que se han visto afectadas "39,5 hectáreas" y que las causas que originaron el fuego se siguen investigando. Al mismo tiempo, Castellano ha apuntado que el incendio "evoluciona favorablemente".

Y es que el Montgó revivió ayer la pesadilla del fuego. Poco después de las 15 horas se declaró un incendio que en nada avanzó con virulencia por la ladera suroeste del parque natural. El viento cambió poco después y empujó las llamas montaña arriba. Arrasaron toda la zona del camino que sube desde Jesús Pobre al paraje conocido como del Pico del Águila.

El incendio comenzó a escasos metros de varias viviendas. «Escuché el sonido como de una turbina y luego vi el humo, que al principio era muy negro y vertical», explicó a este diario Franz Geisberger, que es propietario de uno de los chalés que más cerca quedaron del frente de llamas. «En 25 años, ya he vivido cuatro fuegos. Éste se ha metido en mi parcela y ha calcinado parte del jardín», lamentó.

Muchos vecinos, sobre todo los de la urbanización de Los Lagos, decidieron marcharse de sus casas sin esperar a que les advirtieran del peligro. Al final, se desalojó a 55 residentes que regresaron a sus vivienda a última hora de la noche.

La conselleria de Gobernación dijo que el desalojo fue por el denso humo. Pero varios chalés si tuvieron el fuego encima. Una pareja de ancianos apagó con una manguera de regar el jardín el techado bajo el que guardan los coches. El hombre luego se plantó ante el fuego que estaba a tres metros de la puerta de su parcela. Un brigadista forestal lo apartó y le pidió que se refugiara junto a su esposa en el interior de la casa.

Varios vecinos escucharon una explosión. «Sí, ha ocurrido unos 20 minutos después de comenzar el fuego», aseguró Geisberger. Estos residentes acompañaron luego a un agente forestal al lugar donde creían que podía haberse producido el estallido.

Los bomberos del parque de Dénia y las brigadas forestales actuaron con rapidez. Sin embargo, los medios aéreos se fueron incorporando de forma un poco titubeante. Al principio, sólo trabajaban en la zona dos helicópteros y una avioneta. El ritmo de las descargas hacía presumir que iba para largo controlar el fuego. Justo en el camino donde se inició el incendio hay un depósito de extinción. Pero los medios aéreos no pudieron recargar allí, ya que los pilotos no tenían visibilidad por la intensa humareda.

A media tarde, ya se habían incorporado más medios aéreos. Empezaron a descargar agua sin tregua. Las avionetas lo hacían en lo alto de un Montgó que sufrió su último gran incendio hace 14 años. El riesgo ahora vuelve a ser extremo por la sequía y las elevadas temperaturas.

Cuatro senderistas bajan por otra vertiente

El inicio del incendio sorprendió a cuatro senderistas de nacionalidad británica en la cumbre del Montgó. El camino de Jesús Pobre, que fue junto al que se declaró el fuego, era peligroso por las llamas y la densa humareda. Los senderistas bajaron por la vertiente que da a Dénia y así no corrieron ningún tipo de riesgo.

El incendio no estaba anoche ni mucho menos controlado. En la zona, permanecieron seis brigadas forestales con otras tantas autobombas y cuatro dotaciones de bomberos.

Ya ayer se vislumbraba el desastre. Parte de la ladera sur del Montgó ha quedado devastada. El camino que sube desde Jesús Pobre a la cima, antes rodeado por un frondoso bosque, ha quedado reducido a cenizas. El parque natural pierde un paraje de gran belleza y enorme valor ecológico.